Hoy En Cuerpo y Alma entrevistamos a Juan Chapa, decano de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra y profesor de Nuevo Testamento de la Universidad de Navarra, papirólogo y descubridor del último apócrifo salido a la luz.
 
            - En Cuerpo y Alma. Muchísimas gracias D. Juan, por acompañarnos En Cuerpo y Alma. Dígame para empezar, por favor ¿de cuántas palabras consta el documento sobre el que ha trabajado Vd.?
 
            - Juan Chapa. El papiro es un fragmento de tamaño reducido (7x7 cms.) en el que hay visibles restos de 22 líneas, alrededor de unas 70 palabras.

            - ECyA.
¿Y su temática, cual es su temática?

            - J. Ch. En uno de los lados se deduce que un endemoniado es llevado ante Jesús y Jesús expulsa al demonio, tras lo cual parece que el que había estado poseído se sienta junto a quien le había curado. En el otro lado se contienen unas palabras que Jesús dirige a un discípulo, exigiéndole un seguimiento radical. A continuación se dirige a un grupo de personas más amplio, con referencias a escribas y sabios (o sofistas), la ciudad de Jerusalén y la presencia del Reino.
 
            - ECyA. ¿Qué formato tiene? ¿Se trata de un códice, de un rollo?
 
            - J. Ch. Aunque no tenemos más que el fragmento, y sin excluir la posibilidad de que fuera una hoja suelta, lo más probable es que originalmente fuera un códice compuesto de varias páginas. Este formato es el más habitual en los textos cristianos bíblicos.
 
            - ECyA. ¿Tiene nombre el texto? ¿Pertenece o podría pertenecer a algún texto del que tengamos alguna referencia anterior, o se trata de un relato absolutamente nuevo y desconocido?
 
            - J. Ch. Hasta ahora no teníamos noticia de este texto, y tampoco podemos adscribirlo a ningún escrito de la antigüedad de cuya existencia tuviéramos noticia. Sabemos por los Padres de la Iglesia o por otros autores eclesiásticos que desde el siglo II circularon numerosos evangelios además de los que llegaron a ser canónicos que eran conocidos por el nombre de quienes lo usaban (como por ejemplo el Evangelio de los Hebreos, o el de los Egipcios), o por el hereje que lo había compuesto (como por ejemplo el Evangelio de Marción), o por su contenido u otros rasgos, y de los que apenas tenemos datos. De muchos solo tenemos el nombre que se le dio. Además, han aparecido textos de carácter evangélico, bastante parecidos en su contenido a pasajes canónicos, que no sabemos si pertenecen a alguno de esos evangelios conocidos y citados en la antigüedad (como por ejemplo el llamado ‘Egerton gospel’, o algunos fragmentos en papiro que algunos atribuyen al Evangelio de Pedro). El nuevo texto se incluiría en este grupo de textos, sin que podamos asignarlo a un evangelio apócrifo determinado.
 
            - ECyA. ¿Qué nos puede decir sobre su datación?
 
            - J. Ch. En la inmensa mayoría de los casos, los manuscritos antiguos de obras literarias son datados según criterios paleográficos, es decir, comparando el estilo de la escritura del manuscrito con otros de los que sabemos su datación. El tipo de escritura del papiro recién publicado sugiere que fue escrito a finales del siglo II o principios del III, un periodo del que se han conservado muy pocos manuscritos cristianos, pero numerosas obras literarias no cristianas y documentos de todo tipo.
 
            - ECyA. ¿Y sobre su autoría?
 
            - J. Ch. De la autoría no se puede decir mucho. Es probable que quien lo compuso conociera los evangelios canónicos y se inspirara en ellos, directamente o quizá por tradición oral, por haber escuchado a otras personas lo que se narra en estos evangelios. Quien lo escribió (autor o copista) no parece muy preocupado por emplear una buena caligrafía, pero escribe con decisión y cierta soltura.
 
            - ECyA. Y en cuanto a su contenido ¿qué nos puede decir de su contenido, y sobre todo, de su posible vinculación a algún tipo de grupo del paleocristianismo?
 
            - J. Ch. Por desgracia, las pocas líneas de texto que se conservan no nos permiten relacionar este texto con ningún grupo concreto. Lo que en él se contiene no es muy distinto de lo que encontramos en los sinópticos, y no hay nada que lo haga sospechoso de referir doctrinas que se separan de la tradición originaria conocida por el Nuevo Testamento. Existe la posibilidad remota de que unas palabras encuentren su paralelo en el Evangelio de Tomás, un texto sobre el que hay una enorme discusión. Aun así, no habría que deducir que procedía de un ámbito heterodoxo. En ese tiempo el Evangelio de Tomás estaba bastante difundido, posiblemente en una versión distinta de la que luego aparece entre los escritos gnósticos de Nag-Hammadi. Por tanto, no se puede concluir si el autor de este texto se distinguía en algo de otros cristianos de la época que se situaban en la tradición cristiana originaria.
 
            - ECyA. ¿Aporta algo al conocimiento de la figura histórica de Jesús?
 
            - J. Ch. No directamente, pero de alguna manera subraya el papel que jugaron los evangelios en la vida de la Iglesia y cómo el cristianismo se fue difundiendo con rapidez a partir de la vida, muerte y resurrección de Jesús. En el papiro Jesús habla de los escribas (grammatikoi) y sabios (o sofistas) (sof[). A partir de algunos restos de tinta se podría especular que Jesús hace una referencia a los sabios (o sofistas) que están o van a Atenas. Si fuera cierto, la mención de la capital de Grecia en labios de Jesús sería original e interesante. Pero, por desgracia, los restos son muy tenues y esta lectura resulta muy hipotética.
 
            - ECyA. El fragmento papiráceo del que hablamos forma parte del fabuloso descubrimiento de Oxhirrinco. ¿Qué nos puede decir sobre él y cómo se desarrollan los trabajos para el desciframiento de sus contenidos?
 
            - J. Ch. La colección de papiros de Oxirrinco se remonta a unas campañas arqueológicas realizadas por Bernard Grenfell y Arthur Hunt, dos jóvenes profesores de la Universidad de Oxford, que, a finales del siglo XIX y principios del XX, llevaron a cabo unas excavaciones en la actual ciudad egipcia de el-Bahnasa, la antigua ciudad de Oxirrinco, a unos 160 km al suroeste de El Cairo. La colección, de la que es propietaria la Egypt Exploration Society y que se conserva principalmente en la Sackler Library de la Universidad de Oxford, se compone de más de 100.000 fragmentos. Hasta el momento y desde hace más de 100 años, cuando se publicó el primer volumen, se han editado algo más de 5.000 textos en 77 volúmenes. Existe un comité editor responsable de la colección, con el que colaboran expertos en papirología de diversos lugares. Cuando un fragmento se asigna a una persona para preparar su edición se saca de la caja en la que se guarda y se coloca entre dos planchas de cristal o de metacrilato para su análisis con la ayuda del microscopio, y su posterior transcripción y comentario. En ocasiones se empieza a trabajar en un fragmento sobre el punto de partida de que se trata de un texto de un autor o una obra ya conocidos. Otras veces, como en este caso, solo se sabe que es un texto nuevo, cuyo género y contenido únicamente se conocen una vez que termina su edición.
 
 
            ©L.A.
           
 
 
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