Amelia Valcárcel, miembro del Consejo de Estado y filósofa muy vinculada al Partido Socialista Obrero Español, ha declarado que la Ley Trans que PSOE y Podemos negocian a propuesta del Ministerio de Igualdad que regenta la cajera Montero “es una norma arcaica y malvada” (lo de "malvado" por supuesto; lo de "arcaico" no lo entiendo; para serlo, alguna civilización anterior a la nuestra tendría que haber aprobado algo parecido, cosa que no ha ocurrido nunca). Carla Antonelli, ex diputada del PSOE, abandona el partido por la tramitación de la ley Trans: Por otro lado, negocia el PSOE con el PP el alargamiento de los plazos para la tramitación de la Ley.

            ¿Cómo debemos interpretar correctamente estos aparentes “melindres” en un partido que no ha exhibido el menor escrúpulo para aprobar, como ha aprobado ya, tantas leyes aberrantes dirigidas a fulminar la antropología natural con la colaboración silenciosa y omisiva del otro partido clave del sistema político español? No es tan difícil, ya lo van a ver.

            La llamada “Ley Trans” no es una ley aislada y solitaria, presentada al albur de las ocurrencias de una cajera de supermercado metida a ministra. La Ley Trans es sólo una más de las que compone el entramado aberrante que nació con la ley de aborto allá por 1985 y ha continuado con las leyes de cuotas, discriminaciones varias (todas ellas “positivas” faltaría más), violencia machista, ideología de género, animalistas, eugenésicas, adoctrinamiento en las escuelas, antifamilia, “sólo sí es sí”, cambio climático, sostenibilidad, eutanasia, y tantas y tantas otras que sería largo enumerar. Todas las cuales, -en unos casos más fácil de percibir, en otros más difícil-, tienen en común un ataque frontal y perfectamente orquestado contra la reproducción, la familia y en última instancia, el género humano, que ha pasado de ser el “Rey de la Creación”, a "una plaga más", y no menor, para el planeta.

            La estrategia tampoco es casual, sino igualmente preparada y muy elaborada. La aceptación de una ley como ésta que se da en llamar “Ley Trans” es muy dura de conseguir incluso entre el más adormilado de los públicos, que parece ser el español. Ni siquiera descarto que no salga aprobada en esta primera intentona. Dependerá del CIS (del de verdad, no del de Tezanos). Cuentan con ello, no pasa nada: esta vez sólo se trata de tantear el escenario, poner el tema sobre la mesa y preparar al público. Saben que la primera reacción puede ser un poco más violenta, pero las aguas siempre terminan amainando por fuerte que sea la tormenta.

            A medio plazo, si no ahora, la Ley será aprobada. Es uno de los nuevos pilares de la ideología aberrante que imponen en las sociedades occidentales el Nuevo Orden Mundial y su diabólica Agenda 2030. Ese papel, el de aprobar las leyes aberrantes, en el sistema político español queda, por lo general, reservado al PSOE, mientras el PP hace como que se opone para apaciguar a sus votantes, llevarles mansamente al redil, y, a continuación, cuando le toca gobernar, enviar el tema al baúl de los recuerdos y aumentar las dotaciones presupuestarias correspondientes. Los dos saben que es así. Los dos saben el papel que le corresponde hacer a cada uno y también al otro. No hay secretos entre ellos. El sistema ha funcionado bien hasta la fecha. Ahí tenemos aprobadas, plenamente aceptadas ya y generosísimamente dotadas, leyes que en su momento parecieron a la sociedad, sobre todo al "electorado PP", una completa aberración.

             La Ley Trans, pues, se aprobará, no les quepa duda. Ahora o poco más tarde tal vez, pero se aprobará. Y no será la última aberración a las que nos sometan. Sólo “ellos” (quien quiera que sea el que verdaderamente gobierna en España, que no es ni el Gobierno ni el Parlamento español) saben perfectamente cuál es la siguiente. Pero la hay. Y ahí está, esperando el permiso del árbitro para salir al campo.

             Y todo ello, entre el berrido de los cabrones y el silencio de los corderos.

             Que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos.

 

  

            ©Luis Antequera

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