El ‘tsunami verde’ de la ecologista Marina Silva, como ha calificado el diario O Dia a la candidata del Partido Verde, podría amargar las aspiraciones de Dilma Rousseff de convertirse en la primera mujer presidenta de Brasil. ¿La causa?, los casos de corrupción del Gobierno brasileño y la ambigua postura ante el aborto de la candidata del Partido de los Trabajadores (PT).

Cuando todo apuntaba hace unas semanas a una relativa fácil victoria de Rousseff en los comicios presidenciales celebrados este domingo, 3 de octubre, al contar con una opción de los votos válidos del 57%, la fuga de votantes en tan solo unos días ha complicado sus expectativas. 

La candidata oficialista (46,91% de los votos), respaldada por el presidente Lula da Silva, y el opositor socialdemócrata José Serra, líder del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), con un 32,61%, fueron los candidatos más votados en las elecciones, pero Rousseff se quedó a tan sólo tres puntos de conseguir la mayoría absoluta. 

Por su parte, el fenómeno electoral de la ecologista e izquierdista Silva se ha consolidado como la tercera vía en Brasil al obtener el 19,33%, casi veinte millones de votos. 

Ahora, la candidata del PT deberá volver a luchar por la presidencia en unos segundos comicios que se celebrarán el próximo 31 de octubre. 

En cualquier caso, tendrá que tener muy en cuenta los resultados de una encuesta divulgada el viernes por el instituto Ibope, donde quedó reflejado que en las dos últimas semanas Rousseff había perdido siete puntos porcentuales entre los votantes evangélicos por su frívola posición ante el aborto. 

Una semana antes de celebrarse las elecciones, la líder del PT se posicionó a favor del aborto, una postura que ya la había venido caracterizando desde tiempo atrás. De hecho, hace un año la candidata del PT ya se mostró favorable a la despenalización del aborto. “Es una cuestión de salud pública”, dijo entonces en declaraciones a la revista Marie Claire. 

Pero, en puertas de las elecciones, viendo la posibilidad de una fuga masiva de votantes, Rousseff rectificó su postura, aunque lo hizo sin demasiada convicción y de una forma ambigua. 

Cabe resaltar que tanto José Serra como Marina Silva se mostraron desde el inicio de la campaña electoral contrarios al aborto, y lo hicieron sin ambages. Aunque Silva es de izquierdas, es también una mujer muy religiosa, evangélica, y declaradamente antiabortista. 

De esta manera, muchos de los indecisos entre Rousseff y Silva acabaron decantándose por la ecologista para ser coherentes con sus convicciones morales. Y otro tanto podría suceder en esta segunda vuelta.

En ese sentido, la información que publicó el diario El País el pasado 1 de octubre, ‘Rousseff rechaza despenalizar el aborto en Brasil para no perder el voto cristiano’, cuenta una verdad a medias. 

Aunque la información describe los hechos en cuanto al rechazo a la despenalización del aborto de la candidata del PT y su cambio de opinión respecto al pasado, El País ignora en su artículo las declaraciones de Rousseff a favor del aborto una semana antes de los comicios.