«Continuidad, crecimiento y fortalecimiento», su hoja de ruta para Acción Social Empresarial
Perteguer, nuevo presidente de ASE: «El salario justo es una exigencia moral, no un ideal abstracto»

“Evangelizar desde la empresa es tan “sencillo” como vivir con coherencia la fe personal en el día a día", detalla a Religión en Libertad.
Un breve vistazo a la actualidad empresarial da buena cuenta de lo que la visión cristiana puede aportar a empresarios y emprendedores. Desde la precarización o empobrecimiento a la corrupción, pasando por la globalización y el papel de la inmigración, la presión creciente del Estado y la reacción individualista o la penetración de marcos ideológicos cada vez más polarizados, son cuestiones a la orden del día… y para las que la Iglesia tiene respuesta.
Juan Antonio Perteguer, promotor y director de centros educativos católicos, fundador de la Universidad Católica Digital e impulsor de la IA católica Lumen, ha sido recientemente nombrado presidente de Acción Social Empresarial (ASE). Se trata de una asociación privada de empresarios, directivos y profesionales de empresa que Perteguer integraba hasta ahora como consejero. Entre sus objetivos, ASE busca “configurar desde una perspectiva cristiana las estructuras empresariales” y contribuir a la aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia en el ámbito empresarial.
Su nuevo presidente valora su nombramiento “con ánimo de servicio” y con el objetivo de que ASE siga siendo “un lugar de encuentro para empresarios, directivos y profesionales que buscan vivir la DSI [Doctrina Social de la Iglesia] en la empresa y vida pública”.
Desde su nueva responsabilidad, advierte de que su proyecto se apoyará “en la continuidad y el crecimiento”, así como en el fortalecimiento de la estructura.
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Entre otros objetivos, menciona el de ampliar la presencia de ASE a toda España, fortalecer las delegaciones ya existentes, proyectar la voz de los empresarios y directivos cristianos españoles en los grandes debates globales y afrontar “con esperanza y criterio los desafíos éticos que plantea la inteligencia artificial”.
-¿En qué sentido se orientarán sus primeras decisiones al frente de ASE?
-Dar continuidad e impulso a ASE y de forma muy especial la preparación del gran Encuentro aniversario ASE75 del 7 al 9 de mayo de 2026 que he encomendado a mi predecesor Javier Fernández-Cid. Será una gran ocasión para agradecer, renovar y proyectar el futuro de ASE en la sociedad con ilusión y fidelidad a nuestra misión.
-¿Cómo contempla el estado de los empresarios católicos? ¿Cree que están generando el bien que se espera de ellos como colectivo?
-Muchos empresarios, directivos y profesionales cristianos desean vivir su fe con coherencia, pero a menudo se sienten solos, sin formación suficiente o sin herramientas. ASE quiere acompañarlos, ofrecerles formación sobre DSI, comunidad y presencia pública. Su testimonio en el trabajo es clave para construir una economía al servicio del bien común.
-Al empresario, ¿le ata alguna obligación con el bien común y la prosperidad de su propio país?
-La empresa no vive aislada, su acción repercute en muchas familias y en la sociedad entera. Un principio básico de la DSI es la búsqueda del bien común, por eso, el empresario cristiano ha de buscar que su prosperidad contribuya también al bien de su entorno. De suyo la misión de cualquier empresa debe ser dar solución de una necesidad social, el empresario católico añade a esta misión la búsqueda constante del bien común.
-¿Cree que el Estado y la visión actual del liberalismo dejan espacio de actuación suficiente para los empresarios católicos?
-Vivimos una tensión entre una excesiva regulación y presión estatal y una concepción individualista del mercado. El empresario, emprendedor, directivo y profesional cristiano necesita un marco de libertad que le permita actuar con responsabilidad moral, desde la subsidiariedad, la participación y el respeto a la dignidad humana, siempre al servicio del bien común. ASE quiere ser espacio de reflexión y propuesta en este contexto.
-La explotación, la retención del salario o negar el salario debido al trabajador "claman al cielo" según las Escrituras. ¿Cree que los católicos lo tienen asumido a la hora de emprender?
-La Doctrina Social de la Iglesia es clara: la justicia en el salario y el trato digno al trabajador no es negociable. Todo empresario y directivo cristiano debe asumir esta exigencia con responsabilidad. Queremos ayudar a que este principio no solo sea conocido, sino vivido en las decisiones cotidianas.
-La elevada presión estatal parece estar llevando a asumir posturas anarcocapitalistas, libertarias, etc. ¿Cómo se contempla desde ASE?
-El pensamiento social cristiano no puede identificarse con modelos ideológicos temporales. La DSI no ofrece un modelo económico concreto, sino que ilumina la realidad social y propone que la economía debe respetar la dignidad de cada persona, estar a su servicio y del bien común, con justicia y solidaridad. ASE puede ayudar a discernir adecuadamente a cada empresario, emprendedor, directivo o profesional desde la luz del Evangelio y la razón iluminada por la fe.
-¿Existe el salario justo? ¿Qué importancia tiene este y cómo concretarlo en cada caso?
-El salario justo no es un ideal abstracto, sino una exigencia moral concreta. No se trata de caridad, sino de justicia. Es el medio concreto con el que el trabajador y su familia pueden vivir dignamente, no se trata sólo de supervivencia, sino de una vida en la que puedan formar una familia, educar a sus hijos, tener acceso a una vivienda adecuada, al cuidado de la salud, al descanso, a la participación cultural y religiosa, y a un futuro con esperanza. La DSI habla incluso de un “salario familiar justo”, es decir, un salario que permita sostener una familia con dignidad, aunque ese ideal se vea muy dificultado por el contexto actual. ASE debe ayudar a poner esto en el centro del discernimiento empresarial y directivo.
-¿Cree que es posible evangelizar desde la propia estructura empresarial?
-Sí. Evangelizar desde la empresa es tan “sencillo” como vivir con coherencia la fe personal en el día a día de nuestra labor, en el trato con empleados, clientes, proveedores y sociedad. Aplicar la DSI en nuestras empresas y actividades incluye llevar a la práctica sus principios fundamentales: la dignidad de la persona humana, el bien común, la subsidiaridad, la participación, la solidaridad, el destino universal de los bienes sin olvidar la primacía del trabajo humano sobre el capital, la opción preferencial por los pobres…
-¿Qué ejemplos destacan por su fidelidad a la fe y difusión del Evangelio?
-Hay muchos ejemplos anónimos de buenos empresarios, emprendedores, directivos y profesionales que dedican su vida a trabajar por bien común, dar puestos de trabajo, pagar salarios familiares justos y vivir los valores fundamentales de la DSI: verdad, libertad, justicia y sobre todo Amor. En España podemos destacar el caso del siervo de Dios Don José María Arizmendiarrieta, fundador del Grupo Mondragón.
»En Argentina merece la pena considerar la vida del empresario argentino, el venerable siervo de Dios Don Enrique Shaw.
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-Un tema últimamente especialmente polémico y actual en la cuestión laboral es la inmigración. ¿Qué marco debería rodear al empresario católico al respecto?
-La DSI nos recuerda que todo ser humano tiene derecho a buscar condiciones de vida que le permitan realizarse plenamente, en su propio país y si no es posible en otro lugar adecuado. A su vez los estados tienen derecho a regular los movimientos migratorios de manera justa, ordenada, buscando siempre el bien común. En cualquier caso, los inmigrantes deben ser acogidos como personas con dignidad y ayudados a integrarse adecuadamente en la sociedad que los acoge.
El empresario cristiano está llamado a acoger, a integrar, a tratar con justicia al inmigrante, a ofrecer trabajos dignos, salarios justos, facilitando su integración en un clima de respeto y fraternidad. ASE puede ser guía y apoyo en este camino.
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-¿Qué encíclicas, pontífices o santos inspirarán su nueva etapa al frente de ASE?
-En primer lugar, Jesucristo, Camino, Verdad y Vida. Después los Evangelios, los Padres de la Iglesia y los diferentes pontífices, cada uno con su riqueza propia. Encíclicas inspiradoras que tengo muy presentes son Rerum Novarum, Quadragesimo Anno, Mater et Magistra, Laborem Exercens, Centesimus Annus, Caritas in Veritate, Laudato Si, Fratelli Tutti… Y santos como San José, San Agustín, Santo Tomás de Aquino, San Ignacio de Loyola, Santa Teresa de Jesús y Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein) entre otros muchos. Y siempre bajo la protección de la Virgen María. Todos ellos nos ayudan a encarnar el Evangelio en lo cotidiano del mundo económico y empresarial.
-¿Le gustaría añadir algo?
-Creo que es fundamental que la sociedad reconozca, valore y promueva la labor silenciosa y perseverante de tantas personas cristianas, hombres y mujeres, empresarias, emprendedoras, directivas y profesionales que, con esfuerzo, riesgo valiente, responsabilidad y generosidad, contribuyen cada día a crear riqueza, mejorar la sociedad, generar empleo digno y sostener a muchas familias con salarios justos. Su compromiso con el bien común las convierte en un verdadero bien social, merecedor de gratitud, visibilidad y apoyo.
Por otra parte, quiero hacer una llamada sincera a todas las personas empresarias, emprendedoras, directivas y profesionales cristianas para que vean en ASE su casa, su asociación. ASE somos todos. Caminemos juntos, con la ayuda de la Virgen María, para que la excelencia empresarial y directiva sea siempre sinónimo de bien común, justicia social, solidaridad y amor concreto al prójimo.
Como recordaba Jaime Balmes, “los sumandos se convierten en factores cuando están unidos”: solo unidos multiplicamos. Os invito a sumaros a este camino, a compartir ideas, rezar con y por nosotros, participar en los foros de ASE y, sobre todo, a decirme en qué puedo serviros. ASE necesita vuestro impulso. Contamos con todos.