Religión en Libertad

Éxito de las jornadas «Duc in altum» con Leire Navaridas, López Barahona y la hermana Cristina, de Sisters of life 

Mujeres de fe, ciencia y acción reivindican al hombre en la lucha provida: «Recuperad vuestro lugar»

Mónica López Barahona, Leire Navaridas y la Sister María Cristina Duque de Seras, durante las primeras jornadas Duc in altum de Altum Faithful Investing.Ivan Jaques

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La tarde de este jueves, la Fundación Tatiana acogió la celebración de las primeras jornadas Duc in altum. Bajo el lema “Into Life: El principio de la vida... ¿el fin de la humanidad?”, las jornadas fueron impulsadas por la asesoría financiera Altum Faithful Investing con el objetivo de dar a conocer testimonios y argumentos para la defensa y promoción de la vida y del no nacido.

Decenas de asistentes, mucho sacerdote e incluso un obispo, Antonio Prieto, de Alcalá, abarrotaron un salón de actos presidido por tres mujeres referentes en la defensa de la vida en distintos campos de acción: Mónica López-Barahona, presidenta de la Fundación Jérôme Lejeune, Leire Navaridas, fundadora de AMASUVE para el acompañamiento a afectados por el aborto provocado, y sister Cristina, religiosa de las icónicas Sisters of life radicadas en Estados Unidos.

Como especialista en bioquímica y bioética, López Barahona logró transmitir de forma didáctica y comprensible en menos de 20 minutos los principales argumentos para mostrar científicamente que la vida humana comienza en el mismo instante de la concepción.

Basándose en las conclusiones de la biología celular, la genética molecular y la fenética clásica, la científica se extendió argumentando por qué el cigoto, “en cuanto es célula, es unidad de vida, y en tanto que tiene secuencias Alu -genética molecular- es vida humana”.

Un argumento que, sin embargo, quedaría “cojo” ante una hipotética réplica, la de que cualquier otra célula del corazón, del riñón o epitelial, también son células con secuencias Alu. Células que, sin embargo, carecen de la condición imprescindible de ser células totipotentes, lo que por el contrarío sí es el cigoto humano.

De este modo, continuó, si bien otros órganos poseen células con las notas de “vida” y “humana”, el cigoto se diferenciaría de todas ellas desde el mismo momento de la concepción al ser “un individuo de especie humana en estado unicelular, independientemente del útero o de la intervención de un tercero, lo que es una condición exclusiva. Si se implanta una célula epitelial en el útero, con 46 cromosomas y secuencias Alu, puede sentarse a esperar las 42 semanas, que no ocurrirá nada. Por el contrario, desde que el óvulo es fecundado, deja de ser lo que es para generar una nueva realidad”.

"La ley de plazos no se sostiene científicamente"

La científica concluyó su intervención abordando las principales fases del desarrollo embrionario durante las primeras 14 semanas, fin del plazo de aborto libre recogido en la vigente legislación sobre aborto.

Unos hitos que, como concluyó López-Barahona, contradicen “una ley de plazos que no se sostiene desde lo científico, porque no hay un cambio sustancial en el embrión, sino en la fecundación. No hay ninguna razón científica para establecer una ley de plazos”, remarcó.

La fundadora de AMASUVE, Leire Navaridas, dedicó su ponencia a relatar su testimonio en primera persona de lo que supone un aborto provocado y un segundo espontáneo, pero también a cómo aprender a sanar y llevar la esperanza a todos los que han sufrido los estragos y el síndrome postaborto.

Detallamos a continuación su historia en profundidad:

“Y tú, ¿qué hiciste durante la revolución antipersona?

Concluyó las jornadas la hermana Cristina, de visita a España desde Estados Unidos, detallando los orígenes y desarrollo de su comunidad religiosa fundada por el cardenal arzobispo de Nueva York, John O'Connor, en 1991.

Entre las particularidades de las Sisters of life, la religiosa destacó el carácter contemplativo-activo, la asunción de un cuarto voto, dedicarse por entero a realzar que cada vida humana es sagrada y ser “madres de las madres de los no nacidos, madres de no nacidos y de todos los frágiles, vulnerables, enfermos, en peligro de ser condenados a muerte o de todos a los que se considera inútiles”.

Por su acompañamiento continuo a mujeres embarazadas, la hermana Cristina cuenta con una amplia batería de testimonios provida, muchos de ellos desgarradores y otros auténticos milagros. Relató el de una madre con un posparto que se complicó hasta el punto de que, moribunda, sería desconectada pocas horas después.

Fue en plena pandemia, pero la hermana Cristina no tuvo problema para llegar poco después con algunas de sus compañeras junto a la moribunda. Lograron que llegase el sacerdote y rezaron por ella, mientras comenzaban a escuchar extraños ruidos en la madre cada vez que las religiosas pronunciaban el “no nos dejes caer en la tentación”.

“Fue una batalla espiritual. Vino el sacerdote con la unción de enfermos y nos fuimos, pensando que con los deberes hechos y con la chica camino del cielo. Al día siguiente recibimos un mensaje del médico: los riñones habían empezado a funcionar, se la había desconectado y seguía viva”, contó la religiosa.

Fue solo uno de los casos que relató y que, a su juicio, refleja que “los cristianos, como personas de esperanza, tenemos una responsabilidad. Tenemos que vivir integrados en estos tiempos, de los que Dios nos examinará [y nos cuestionará]: Y tú, ¿qué hiciste durante la revolución antipersona?”.

Frente al aborto, “el hombre debe reivindicar su papel protector y salvador”

Pero más allá de las ponencias, fue especialmente significativo el turno de preguntas. Aunque el público era variado -desde jóvenes a adultos, médicos y empresarios, ancianas y sacerdotes- y hubo un número considerable de cuestiones, los asistentes tendieron a interrogar a las ponentes en torno a un tema: el papel del hombre en la causa provida y las consecuencias del aborto.

Por su parte, López Barahona reiteró en varias ocasiones que el aborto “no es solo cuestión de la mujer” y que “el varón tiene el deber y el derecho de opinar y de reivindicar su parte”.

“Debéis hablar”, agregó la científica, “ella puede decidir si aborta o no, pero los varones deben revindicar el derecho a hablar, acompañar y manifestar la belleza de la paternidad, en toda su extensión, sin la cual la maternidad queda coja y biológicamente no es posible”.

En este sentido, Navaridas mencionó varios testimonios de padres que acudieron a AMASUVE y que la llevaron a concluir que, en cierto sentido, “hay que empoderar a los hombres porque han perdido el valor de defender la vida”.

“Como ahora todo lo masculino es agresivo, violento o `machirulo´, la mujer tiene el poder de destrozar al hombre a través del hijo. Yo le dejo claro [a los padres] que tienen que defender a su hijo y a sus compañeros. Se empodera y se convierte en un hombre renovado, que viene con su masculinidad sana a hacer el papel del hombre, que es protector y salvador”, respondió Navaridas.