Viernes, 29 de marzo de 2024

Religión en Libertad

Temesgen Bekele pertenece al vicariato de Hossana de la pequeña Iglesia Católica latina etiope

La aventura y responsabilidad de ser sacerdote en un recóndito vicariato en el corazón de Etiopía

Temesgen pertenece a un pequeño vicariato de Etiopia que necesita urgentemente sacerdotes formados.
Temesgen pertenece a un pequeño vicariato de Etiopia que necesita urgentemente sacerdotes formados.

ReL

Temesgen Bekele Wecho es un sacerdote del Vicariato de Hosanna, en Etiopía. Nació en Hobchaka en 1987 y se encuentra en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz en Roma, estudiando la licenciatura en Teología Bíblica, gracias a una beca de la Fundación CARF (Centro Académico Romano Fundación).

Es un gran reto, pues actualmente es el único estudiante de su país en la Universidad de la Santa Cruz y, además, está cursando un ciclo de estudios muy difícil, pues la Licenciatura en Teología Bíblica necesita, antes de los dos años canónicos, un año preparatorio para emprender y profundizar el estudio de los dos idiomas bíblicos principales, que son el griego antiguo y el hebreo.

En este testimonio en primera persona que recoge CARF este sacerdote relata su propia experiencia de fe y de vocación así como las grandes necesidades de la Iglesia en Etiopía:

“Antes de formarte en el vientre, te elegí”

Desde que era pequeño Dios tenía un plan para mí y lo hizo posible para que llegara al altar del Señor a servir como sacerdote.

No fue tan fácil, pues nací en la zona más remota de Etiopía, en el sur del país, una región llamada Durame (Hobichaka). Tengo seis hermanas y dos hermanos. Mi padre, mi madre y todos mis hermanos y hermanas están vivos y todos son fieles cristianos católicos. Sorprendentemente, yo soy el primer niño nacido después de seis niñas.

Mi familia no tiene muchos recursos, ya que sobrevive con la agricultura de subsistencia. Y fue allí, el lugar donde comienza la historia de mi vocación. Cuando era niño el deseo de ser sacerdote crecía en mí, especialmente cuando los sacerdotes celebraban la misa.

“Antes de formarte en el vientre, te elegí”

A media que cumplía años, el deseo era cada vez más fuerte y siempre esperaba que este sueño se hiciera realidad, siguiendo las palabras del profeta Jeremías que dice: “Antes de formarte en el vientre, te elegí; antes de que salieras del seno materno, te consagré; te constituí profeta de las naciones” (Jeremías 1, 5).

Confiaba en Dios y admiraba el gran trabajo y la gran obra que hacía la Iglesia Católica de Etiopía y en mi diócesis, el Vicariato de Hosanna, y en todo el país, por ejemplo, contribuyendo en la educación y construyendo escuelas. También está comprometida con en el sector de la salud, ayudando a los débiles y a los pobres.

El padre Temesgen junto a sus padres en su ordenación.

Yo también quería ser parte de aquella obra que crecía ante mis ojos y gracias a Dios fue así, ya que, después de formarme en mi país para ser sacerdote, fui ordenado el 15 de marzo de 2016. Así, se convirtió Temesgen en una sacerdote de Etiopía.

Una tarea muy difícil

Desde que fui ordenado, sabía que el trabajo que me esperaba en mi diócesis no iba a ser tan fácil. Pertenezco, pues, a la Iglesia Católica de Etiopía, que es una realidad dinámica, pero es una minoría en el país, donde la mayoría de los cristianos pertenece a la Iglesia Ortodoxa Etíope.

Además, la misma Iglesia católica tiene, en mi país, dos ritos específicos: el latino y el ge’ez (rito etíope). Los que seguimos el rito latino dependemos directamente de la Santa Sede.

“Mi vicariato sigue el rito latino”

El Vicariato Apostólico de Hosanna sigue el rito latino y está exento de misión, es decir, sometido directamente a la Santa Sede, a través de la Congregación de la evangelización de los pueblos, no formando parte de ninguna conferencia eclesiástica local, y se encuentra en la parte sur de Etiopía, a 235 km de la capital, Addis Abeba.

Es el vicariato más joven, erigido el 20 de enero de 2010. Los cristianos católicos somos más de ciento veinte mil y su excelencia el obispo Seyoum Fransua es vicario apostólico.

Cuarenta sacerdotes

Como ven, es una realidad particular y compleja y hoy en día cuenta con más de cuarenta sacerdotes y un diácono permanente. Sin embargo, entre todos estos sacerdotes, sólo cuatro de ellos tienen licenciaturas en distintas facultades, ya que mi Vicariato es el más joven y el más pobre. Uno de ellos es Temesgen sacerdote de Etiopía.

Necesita, por tanto más apoyo en diferentes áreas y tareas, sobre todo, para que los sacerdotes puedan ejercer su tarea de cuidar del pueblo de Dios, deben de ser bien formados en varios campos de la educación, especialmente en los estudios eclesiásticos.

Los estudios en Roma

Y ahora estoy aquí, en Roma, precisamente porque soy uno de aquellos sacerdotes que necesitan formación para seguir estudiando y ejerciendo su obra con el pueblo de Dios.

Gracias a una beca de la Fundación CARF estoy estudiando Teología Bíblica en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz y viviendo en una realidad tan bonita como es el Colegio Sacerdotal Tiberino, donde puedo compartir con otros sacerdotes de todo el mundo la catolicidad de la Iglesia y la vida entre hermanos en la fe y en el ministerio.

El motivo por el que estoy estudiando Teología Bíblica es que en mi Vicariato no hay nadie que tenga este tipo de formación y además también es mi interés poder contribuir a la vida y misión de la Iglesia en mi Vicariato una vez que termine los estudios, ayudando a formar a otros sacerdotes como yo.

En un principio la vida aquí no ha sido fácil, debido al choque con el idioma y la cultura, pero he estudiado mucho y trabajado muy duro, así que ya me estoy familiarizando, cada día más feliz de estar aquí y disfrutar de mis estudios.

Les agradezco muchísimo a mis benefactores de CARF, Centro Académico Romano Fundación, que me hayan dado esta oportunidad. El Vicariato y mi familia son tan pobres que no tienen capacidad financiera para pagar mis estudios. Así que se lo debo a vosotros, el hecho de estar aquí, y la Iglesia de Etiopía también os lo agradece enormemente.

Ni siquiera tengo palabras adecuadas para mostrar mi sincero agradecimiento. Sólo quiero asegurarles que rezo por ustedes. Que Dios os bendiga a vosotros y a vuestras familias en todos vuestros esfuerzos.

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