Yarek, la perla española del PSV que fue «descubierta» por su párroco... y cuya madre es catequista
Estudió en Los Maristas: «Yo a Dios le debo todo, sin Él no podría ni levantarme», dice
"A mi hijo no le dijimos que cobraba", confiesa Rosario, la madre de Yarek Gasiorowski.
Yarek Gasiorowski nació en Valencia (España) en 2005, a pesar de su apellido polaco –de donde es originario su padre–. El ex defensa del Valencia CF milita hoy en el PSV Eindhoven, de Países Bajos, y es un devoto católico, como toda su familia.
El joven jugador llegó a la academia del Valencia CF con tan solo 7 años. Allí fue escalando categorías, pasando por los filiales del club hasta llegar a la Primera División, donde debutó a la edad de 18 años. En Valencia, no tuvo la continuidad que deseaba y salió al PSV en busca de más regularidad.
Orígenes en el Valencia
Yarek disputó 1500 minutos en cada uno de los dos cursos que estuvo en Primera División. Y, por el momento, está causando una buena sensación en Europa, siendo un habitual para Peter Bosz (entrenador del PSV).
Hijo de un inmigrante polaco, Roberto Gasiorowski. Su madre, Rosario Hernandis, es española, procedente de Poliñá de Júcar (municipio de la comarca de la Ribera Baja, a unos 45 km de Valencia capital).
La familia de Yarek es muy religiosa, y el jugador, desde muy pequeño, ha tenido muy presente la fe en Dios: "Yo a Dios le debo todo, sin Él no podría ni levantarme", dice en El Mundo. Rosario fue catequista del pueblo (Poliñá) y tuvo una panadería.
La relación entre ambos (madre y padre) surgió cuando Roberto emigró a Valencia para buscar trabajo. Se conocieron trabajando en una empresa de cítricos, y tuvieron dos hijos: "Con mi madre y con mi hermana hablo en valenciano y con mi padre, en castellano", dice Yarek en una entrevista en la Cadena COPE.
Nació en el lugar donde se conocieron sus padres, en Poliñá de Júcar. En aquel pueblo, comenzó a dar sus primeras patadas al balón. La UD Alzira (equipo del municipio valenciano de Alzira) fue el primer club que le dio la oportunidad de jugar, cuando era pequeño. Los Maristas, fue su colegio.
El ser portero, fue lo primero que le vino a la mente. Sin embargo, su madre no quería verle recibir 'pelotazos'. "Cuando dio el paso de apuntarme al fútbol, me dijo que de portero no me iba a poner, que sufría mucho, no le gusta verme. Al final me puse de delantero y aquí acabamos... de defensa", dice Yarek entre risas.
El párroco "ojeador"
Su fichaje por la cantera del Valencia se dio de la forma más inesperada. Don Enrique, párroco del pueblo (Alzira), fue el que lo descubrió. De ahí, corrió la voz a Ángel Murciano, miembro del departamento de captación del Valencia.
"Un día me llamó Don Enrique pidiéndome que le deletreara el apellido de Yarek, que se lo estaba diciendo a alguien del Valencia, yo pensé que ya se apañarían... Y a las semanas nos llamaron para ficharle tras venir a verle. Al principio yo no lo tenía claro porque además teníamos que pagar nosotros y llevarle todos los días, pero entre que me hicieron una rebaja y que Don Enrique se ofreció a llevarlo, acepté", confiesa Rosario. Don Enrique no se perdía ningún partido suyo.
Los padres fueron previsores con Yarek: no querían que su hijo cambiara su carácter de la noche a la mañana, al fichar por un club tan importante y competitivo como el Valencia CF. Por ello incidieron mucho en que mantuviera sus valores.
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"Creo que a los chicos les pagan demasiado pronto, de hecho, a mi hijo no le dijimos que cobraba, él veía que sus compañeros cobraban y pensaba que él no. Y yo le decía: tú estate contento porque estás jugándolo todo, no importa el dinero", comenta Rosario.
Cuando Yarek firmó su primer contrato profesional, le desvelaron que todo el dinero que había ganado mes a mes anteriormente, lo guardaban en una carpeta bancaria. "Se me quedó una frase que le dijo un directivo del club: 'He visto muchos chicos que se han comprado en Rolex y ahora trabajan de cajeros'. Hay que coger todo con pinzas en el fútbol y por eso actuamos así con Yarek", añade la madre.