5 sencillas enseñanzas de San Vicente Ferrer de gran utilidad para el hombre de hoy

San Vicente Ferrer fue un santo de importancia trascendental en el siglo XIV y finales del XV.
San Vicente Ferrer es uno de los grandes santos que ha dado la Iglesia en su historia. Este fraile dominico valenciano del siglo XIV fue un incasable evangelizador y gracias a su labor la Iglesia pudo salir de numerosas dificultades. Este cinco de abril se celebra su fiesta.
Vivió durante la crisis del cisma de occidente en Europa. Tuvo una importante participación política en el conflicto. Además, fue un incansable predicador en gran parte del continente. En 1367 Vicente tomó el hábito dominicano. Realizó sus estudios en Barcelona y desde entonces ya era reconocido como gran predicador. Fue ordenado presbítero en 1379 y regresó a su convento en Valencia. Fue elegido Prior en un difícil contexto: la Peste negra, la relajación espiritual de muchos religiosos y el cisma de occidente.
Según explica en su web la Orden de Predicadores, en 1386 empezó una intensa labor en Valencia. Era catedrático de Teología, predicador, confesor y consejero. Fue reconocido como Maestro en Sagrada Teología. En 1394 Benedicto XIII, el Papa de Aviñón, lo llamó para ser su confesor y asesor diplomático.
Fray Vicente se percató del grave daño del cisma para la Iglesia. Pidió al Papa salir de la curia para dedicarse a la predicación. En 1399 empezó una ardua labor misionera por gran parte de Europa. Los pueblos salían a recibirlo cuando llegaba a predicarles y pasaba la jornada visitando a los más necesitados. Sus sermones eran transcritos y recorrían toda Europa. En 1412 fue uno de los elegidos para dirimir la sucesión de la corona de Aragón. Sobresale su obra Tratado de la vida espiritual. Para Vicente la «contemplación» es inseparable de la oración y del estudio. Murió en Francia el 5 abril de 1419.
Sus enseñanza siguen siendo hoy válidas y útiles para el hombre de hoy y los dominicos rescatan cinco enseñanzas de San Vicente Ferrer que siguen resonando con fuerza:
1. "Haz penitencia, pero con alegría"
San Vicente no veía la penitencia como una carga, sino como un camino hacia la libertad interior. Para él, convertirse era recuperar la alegría de saberse amado por Dios. Hoy nos recuerda que la verdadera conversión no es tristeza, sino una fiesta del corazón reconciliado.
2. "Predica con tu vida antes que con tus palabras"
Predicador por excelencia, San Vicente sabía que ningún sermón tiene sentido si no nace de una vida coherente. Nos invita a ser testigos creíbles, viviendo con autenticidad aquello que creemos, especialmente en los pequeños gestos cotidianos.
3. "No temas al juicio si vives en gracia"
En sus predicaciones hablaba del juicio final, no para infundir miedo, sino para despertar esperanza. Si vivimos en amistad con Dios, no hay nada que temer. Su confianza profunda en la misericordia divina nos anima a caminar con paz interior.
4. "Ama la verdad, aunque te cueste"
En tiempos de confusión y división, San Vicente se mantuvo fiel a la verdad del Evangelio. Nos enseña que la verdad, aunque incómoda o exigente, es fuente de libertad y fidelidad. Buscar la verdad con humildad es un acto de amor.
5. "Busca la paz, incluso cuando el mundo grite"
Vivió en un tiempo de guerras, crisis eclesiales y tensiones sociales, pero nunca dejó de predicar la paz. Nos enseña que ser pacificadores es una llamada urgente: ser sembradores de reconciliación en medio del ruido y el conflicto.