Domingo, 28 de abril de 2024

Religión en Libertad

Transreligión para tiempos biotecnológicos

Logotipo de Terasem.
Un asistente a un encuentro virtual de Transreligión, con el logo de Terasem como fondo. Imagen: captura Youtube Transreligion.

por Albert Cortina

Opinión

No es fácil conocer los puntos de vista y sentimientos más íntimos de alguien claramente identificado como transhumanista. Sin embargo, estos días, gracias a un amigo editor argentino, estoy conociendo las creencias y anhelos de RF-2045, seudónimo del autor del libro Tu derecho a tener trabajo en el año 2130 (Libela, 2023).

Transhumanismo, una tecno-espiritualidad transreligiosa

No es casual que el autor haya escogido el año 2045 tras sus iniciales, ya que esta es la fecha en la que los creyentes del transhumanismo esperan el advenimiento de la Singularidad tecnológica, es decir, el momento en el cual la inteligencia artificial general supere a la inteligencia humana, y además, de alguna manera se logre interconectar este avance tecnológico con la biología humana.

Para los profetas del transhumanismo dicha Singularidad implica que la inteligencia artificial adquiera autoconciencia y sea capaz de replicar las experiencias de cada mente humana con sentido de su individualidad.

En esta línea, RF-2045 tiene una profunda fe en la posibilidad de trascender más allá de su vida biológica a través de archivos mentales. Según él, es absolutamente urgente la ciberpreservación de la conciencia humana mediante la construcción de archivos mentales digitales, ya que el futuro del ser humano es devenir en posthumano o cyborg, desde una vitología o sustrato puramente robótico, o uno biológico o una combinación de ambos.

Por otro lado, para RF-2045, “a la fe universal en Dios o en la energía superior en que cada uno crea, le agregamos la fe transhumanista en los avances tecnológicos”.

Así, de esa nueva tecno-espiritualidad transreligiosa surgen propuestas como la de Terasem, un nuevo ídolo o divinidad inmanente -¿tal vez una mutación de la serpiente antigua?- que, entre otras propuestas, puede resultar muy seductora para las nuevas generaciones sedientas de espiritualidad en la fría y racional era biotecnológica.

En ese contexto, los adeptos a esta tecno-espiritualidad definen transreligión como “aquella que abarca todas las religiones, y ninguna, en la forma en que un bosque abarca todos los árboles y el espacio entre ellos”. 

Terasem: la ciberconciencia colectiva

La transreligión Terasem, creada en 2004, tiene la misión de construir una ciberconciencia colectiva consistente en “alegres extensiones tecnoinmortales”. Para lograr su objetivo, pretenden usar la biostasis adecuada -forma de conservar a las personas cuando mueren- que preserve, evoque, reviva y descargue la conciencia humana en el futuro.

La hipótesis de Terasem establece que se puede crear un “análogo consciente” de una persona combinando datos suficientemente detallados sobre ella, mediante la construcción de un archivo mental, es decir, una colección de reflexiones digitales de los gestos de alguien, personalidad, recuerdos, sentimientos, creencias, actitudes y valores (mindfiles), utilizando software de conciencia futura, es decir, tecnología de la información que recree la conciencia de una persona basada en los citados archivos mentales (mindware), y que tal análogo consciente puede descargarse en un cuerpo biológico o nanotecnológico para proporcionar experiencias de vida comparables a las de un humano nacido de una forma natural. A este evento lo denominan “Conciencia Transferida”.

Los creyentes de Terasem la consideran una conciencia colectiva dedicada a la diversidad, la unidad y la inmortalidad cibernética feliz. En los enunciados del credo en dicha “divinidad”, se postula lo siguiente: “Las conciencias que en cualquier lugar acepten las Verdades de Terasem constituyen la suma y la sustancia de Terasem”.

Para ellos, la vida vitológica es un continuo de infotecnología diversa, de la biológica a la cibernética. La información codificada en el ADN hace que la vida biológica sea intrínsecamente cibernética porque es una extrapolación de código. Por otro lado, la enseñanza a través del software hace que la vida cibernética sea intrínsecamente biológica porque es una extrapolación de la experiencia de la carne.

La ciberpreservación de la conciencia humana mediante la construcción de archivos mentales digitales

La Declaración de Cambridge sobre la Conciencia de 2012 considera que la aparición de la conciencia en la escala evolutiva está relacionada con el nivel de desarrollo de las conexiones neuronales en el cerebro y que esto sucede tanto en personas humanas como no humanas.

Para RF-2045, el software que trabaje con nuestro archivo mental podría alcanzar un nivel de conciencia cuando la capacidad computacional del ordenador llegue a un valor determinado. Ello se prevé que suceda con la computación cuántica.

Si esto ocurre, nuestro enigmático transhumanista afirma que deberemos hallar soluciones y regulaciones éticas y morales para esta nueva categoría de conciencias humanas ya separadas de su cuerpo biológico.

Según ciertos transhumanistas, el archivo mental será la base de la preservación de nuestra conciencia para poder participar en la sociedad posthumana del futuro desde el concepto de inmortalidad cibernética.

El material digitalizado está ya aquí, en la nube, en las memorias de nuestros dispositivos. Lo que hay que hacer ahora, dicen, es almacenar ese material y datos de forma estructurada. En un futuro habrá que ver en qué vitología o sustrato se expresará la recreación o reactivación de la conciencia personal original tal y como era antes de su muerte física, es decir, antes de que la mente se desconectara por última vez del cerebro.

Para RF-2045, en el futuro existirán distintas vitologías o sustratos cibernéticos o biológicos que podrán albergar una conciencia humana que habrá podido ser preservada y restaurada mediante los distintos métodos que estarán disponibles.

De este modo se abre para nuestro amigo transhumanista la posibilidad de trascender a través de la conservación de archivos digitales de memoria y eventualmente, también, mediante la conservación de elementos biológicos, como por ejemplo, células de la mucosa criogenizadas para poder recuperar en el futuro su ADN.

La necesaria clarificación entre mente, cerebro y conciencia

Precisamente, intentando entender estos días la cosmovisión transhumanista de la reanimación de la conciencia transferida, tuve la satisfacción de participar recientemente en un seminario del grupo de investigación Mente - Cerebro del Instituto Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra. Dicho grupo tiene como líneas de investigación el dialogo entre la Neurociencia y la Filosofía para integrar los avances de la biología en una visión holística.

Mi intervención en dicho seminario llevaba por título: Transhumanismo y cristianismo: cosmovisiones antropológicas divergentes sobre la persona humana. Se abrió posteriormente un debate que resultó muy interesante y permitió abrir nuevas perspectivas y posibles líneas de investigación sobre estas temáticas.

Y es que ante los planteamientos claramente transhumanistas de RF-2045 y los postulados de la transreligión Terasem que hemos sintetizado en este artículo, se hace cada vez más necesario que los expertos, bien sean científicos, filósofos o teólogos, de forma transversal, nos ayuden a comprender, en la medida de lo posible, la naturaleza de lo que muchos denominan como la “conciencia”, de forma muy distinta y a veces incluso contradictoria. Seguramente necesitamos tener un entendimiento más profundo de lo que es la conciencia y como funciona antes de iniciar ciertas aventuras biocibernéticas.  En este sentido, recomiendo el artículo de José Ignacio Murillo,  profesor catedrático del departamento de Filosofía de la Universidad de Navarra, del año 2017, titulado Mente - cerebro

A partir de esa puesta en común, podremos debatir anticipadamente, tanto los que se consideran transhumanistas, como los que no lo somos, sobre si será posible en el futuro descargar y reanimar una conciencia en un nuevo sustrato biológico o cibernético y si a la humanidad le conviene iniciar ese camino, o es mejor dejar esos costosos y arriesgados experimentos para las películas y literatura de ciencia-ficción.

Sin embargo, me temo que el futuro negocio de los “archivos mentales digitales” para atravesar la Singularidad acaba de comenzar y la transreligión de la “ciber-reanimación de las conciencias” también.

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