Religión en Libertad
Marco Invernizzi

Marco Invernizzi

Presidente de Alleanza Cattolica

¿Las urgencias del camino sinodal son las mismas que las del pueblo de la Iglesia?

La asamblea del camino sinodal italiano se celebró del 31 de marzo al 3 de abril en el Vaticano bajo la presencia del cardenal Matteo Zuppi, y remitió sus conclusiones para ser votadas en octubre.

La asamblea del camino sinodal italiano se celebró del 31 de marzo al 3 de abril en el Vaticano bajo la presencia del cardenal Matteo Zuppi, y remitió sus conclusiones para ser votadas en octubre.

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No estuve presente en la asamblea sinodal de la Iglesia italiana cuando se aplazó al 25 de octubre la aprobación del documento conclusivo, muy contestado por la "base". Sin embargo, leí las no pocas intervenciones que aparecieron en los medios de comunicación y pedí información a los que estaban presentes. La imagen que se obtiene es la de una Iglesia replegada sobre sí misma, en torno a problemas que conciernen a una parte muy pequeña de la población y que no son sentidos como prioritarios por las personas que acuden a las iglesias, que son una minoría pero con una cierta consistencia numérica. 

Quienes acuden hoy a las iglesias lo hacen cada vez menos por costumbre. No son pocos los que vuelven a asistir o piden el sacramento del matrimonio tras años de convivencia porque se sienten atraídos por el misterio que se percibe presente tras los ritos, las palabras, la doctrina, la caridad ejercida por los católicos. Este misterio tiene el nombre de Cristo, y estos hombres buscan la salvación eterna, y sólo después la del planeta.

Soy responsable de una asociación cuyo objetivo es difundir la doctrina social de la Iglesia, esa gran desconocida precisamente entre los católicos, una doctrina que pretende facilitar la salvación de todos combatiendo esas "estructuras de pecado" de las que hablaba San Juan Pablo II. Si no se habla de la Verdad y de la salvación eterna, de los llamados "novísimos", ¿cómo se puede pensar en ser convincente en cuestiones temporales?

Todo esto no lo habrá percibido en absoluto quien haya leído en los periódicos sobre las jornadas del Sínodo italiano. Todo parecía reducirse a la acogida de los homosexuales y a la asignación de un papel importante a la mujer en la Iglesia. ¿Es culpa de la prensa laicista? Si es así, ¿por qué no denunciarlo? La Iglesia no es una ONG, como tantas veces dijo Francisco.

En el tema general del Sínodo (Por una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión) hay una palabra que no suele estar presente en la vida de las comunidades cristianas (con felices excepciones): misión. En un mundo dominado por el relativismo, los católicos se han convertido en una minoría cada vez menos capaz de influir en la vida pública, la "nueva evangelización" parece desatendida en la vida cotidiana de las comunidades. Los católicos están desorientados: no se les invita a proponer a Cristo a sus contemporáneos, no se les forma, como si el Catecismo no existiera, no saben lo que piensa la Iglesia sobre las grandes cuestiones antropológicas porque no conocen la doctrina social a pesar de la existencia de un Compendio aprobado por el Papa hace veinte años.

Este malestar aumenta a medida que pasa el tiempo. Hoy en día se ha hecho difícil organizar una conferencia porque en las parroquias se teme que no venga nadie, y nadie o casi nadie transmite el Magisterio, por ejemplo, retomando una encíclica popular sobre el Sagrado Corazón como la última del papa Francisco.

No es verdad que los cristianos no amen a sus pastores y no quieran seguirlos, salvo algunos exagerados. Pero a menudo los cristianos se ven privados de indicaciones o reciben unas tan generales que parecen incomprensibles o inútiles. La cuestión de la formación es central y está en el origen de muchos malentendidos, incluso dentro de los debates sinodales. A menudo parece que los católicos hacen caso omiso de las enseñanzas de la Iglesia y expresan un pensamiento que contradice la revelación y la ley natural, tal vez de buena fe. Pero vivir la fe "al agua de rosas" -como dijo el Papa Francisco- no nos permite servir adecuadamente al prójimo.

Nadie tiene la solución mágica para superar esta crisis y nadie debe ocupar el lugar de quienes deben guiar al pueblo cristiano. Pero creo que es deber de todos los que han percibido con extremo dolor la grave crisis que un santo pontífice expresó hace muchos años expresar su preocupación: "Dentro del catolicismo -decía San Pablo VI a Jean Guitton en 1977- parece predominar a veces un tipo de pensamiento no católico, y puede suceder que este pensamiento no católico dentro del catolicismo se convierta mañana en el más fuerte. Pero nunca representará el pensamiento de la Iglesia. Debe haber un pequeño rebaño, por pequeño que sea".

  • Publicado Tempi (mayo de 2025).
  • Traducción de Helena Faccia Serrano.
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