El Papa pide a los movimientos que los carismas estén siempre al servicio de la unidad de la Iglesia

El Papa felicitó a los movimientos y asociaciones de fieles por preparar el terreno a la recepción de la gracia.
León XIV recibió este viernes en la Sala Clementina a los moderadores de las asociaciones de fieles, movimientos eclesiales y nuevas comunidades.
Este domingo se celebra el Jubileo de los Movimientos y se espera a más de setenta mil personas en la misa que presidirá el propio pontífice en la Plaza de San Pedro con motivo de Pentecostés, festividad tan vinculada a estos grupos.
Sus representantes, además, están celebrando su encuentro anual con el Dicasterios para los Laicos, la Familia y la Vida, cuyo prefecto, el cardenal Kevin Farrell, les acompañaba en su recepción con el Papa.
"Nadie es cristiano en solitario"
"Representáis a millares de personas que viven su experiencia de fe y su apostolado" en estas asociaciones y movimientos, lo que les agradeció porque "sostener y animar a los hermanos en el camino cristiano implica responsabilidad, compromiso y a menudo también dificultades e incomprensiones", pero "es una tarea indispensable y de gran valor" que "satisface" a la Iglesia.
En su diversidad, todas esas realidades representadas "son importantes para la Iglesia" y responden al hecho de que "nadie es cristiano en solitario, somos parte de un pueblo, de un cuerpo que ha constituido el Señor": "La vida cristiana no se vive en el aislamiento, como si fuese una aventura intelectual o sentimental confinada en nuestra mente o en nuestro corazón. Se vive con los demás, en un grupo, en una comunidad, porque Cristo resucitado se hace presente entre los discípulos congregados en su nombre".

León XIV saludó personalmente a los representantes de los movimientos.
Los carismas y la gracia
También los "carismas" que han inspirado estas realidades constituyen "una dimensión esencial en la Iglesia", confirmó el Papa: "Querría invitaros a considerar los carismas en referencia a la gracia, al don del Espíritu Santo", porque "todo en la Iglesia se comprende en referencia a la gracia".
En efecto, "la institución existe para que la gracia sea siempre ofrecida, los carismas son suscitados para que esa gracia sea acogida y dé fruto". Sin los carismas, añadió, "existe el riesgo de que la gracia de Cristo, ofrecida en abundancia, no encuentre un buen terreno para recibirla". Dios los suscita "para que despierten en los corazones el deseo del encuentro con Cristo, la sed de la vida divina que Él ofrece: en una palabra, ¡la gracia!".
Al servicio de la unidad
León XIV quiso recalcar también, citando a Juan Pablo II, que "los dones jerárquicos y los dones carismáticos" son "coesenciales a la constitución divina de la Iglesia". Y señaló "la unidad y la misión" como "dos pilares de la vida de la Iglesia y dos prioridades en el ministerio petrino", por lo que invitó a todos "a colaborar fiel y generosamente con el Papa sobre todo en estos dos ámbitos".
"Sobre todo, en ser levadura de unidad", insistió, porque "la comunión que el Espíritu Santo crea e la Iglesia tiene su fundamento en Cristo": "Que vuestros carismas permanezcan siempre al servicio de la unidad de la Iglesia".
En cuanto a la "misión" de dar a conocer al Señor a otros, el Papa Prevost afirmó que "los movimientos tienen un papel fundamental para la evangelización", tanto "en los lugares de nueva evangelización" como "en las parroquias y en las estructuras eclesiales locales", para así "llegar a tantos que están alejados, a veces sin saberlo".