«Yo era un blasfemo, un perseguidor y un insolente»: retrato de San Pablo en 270 páginas
¿Te cuesta entender a San Pablo? El cardenal Ravasi te lo explica en un buen libro

El cardenal Gianfranco Ravasi, biblista, en el Pontificio Consejo para la Cultura
El cardenal Gianfranco Ravasi, nacido en 1942, ha publicado un retrato de San Pablo de 270 páginas, una gran exploración del personaje, de su teología y su influencia en la cultura.
El libro usa una letra de tamaño cómodo, es de estilo divulgativo aunque no simplón y de pluma simpática, sin llegar a la ironía.
Ravasi, desde luego, sabe de cultura. Fue presidente del Pontificio Consejo de la Cultura, prefecto de la Biblioteca- Pinacoteca Ambrosiana de Milán y, en este momento, es presidente de la Pontificia Comisión de Arqueología Sagrada, aunque en este libro decide hablar muy poco de arqueología.
El libro se titula, citando al santo, Yo era un blasfemo un perseguidor y un insolente.

Yo era un blasfemo, un perseguidor y un insolente, del cardenal Gianfranco Ravasi, sobre San Pablo
San Pablo y el cine
Ravasi explica que llevar a San Pablo al cine ha costado mucho. Pier Paolo Pasolini lo intentó 20 años y no lo consiguió, pero eso lo estimuló para lanzarse a "su espléndido y poderoso Evangelio según San Mateo", de 1964. El danés Carl Theodor Dreyer (León de Oro en Venecia en 1955) soñó 10 años con hacer una película del santo: la RAI se mostró interesada en 1967, y aún así no hubo forma. Vittorio de Seta dedicó años a un guión de 1.000 páginas en los años 70 que tampoco fructificó en un metraje.
El cine sí ha tratado varias veces el mundo de los primeros cristianos, y San Pablo solía aparecer como un secundario (como en Quo Vadis). Ravasi detalla que en la teleserie italiana Los Hechos de los Apóstoles, de Roberto Rosellini (1969), los asesores bíblicos fueron dos maestros suyos de exégesis bíblica, Stanislas Lyonnet y el luego cardenal de Milán, Carlo María Martini.
Ravasi comenta una película extraña, incluso experimental, de 1974 de Gianni Toti ("E di Shaul e dei sicari") porque le parece que al final resume "dos caminos de Damasco", "dos opciones antitéticas para la humanidad": optar por la revolución, la lucha de clases y la militancia marxista, o bien el mesianismo cristiano, donde todos son hermanos, donde "no hay judío ni griego". Pablo lo proclama, pero Cristo es quien lo hace posible.
Filósofos y escritores
Ravasi repasa también a filósofos apasionados por Pablo. Spinoza, aunque defendía un panteísmo inmanente, reconocía: "Ninguno de los apóstoles hizo más filosofía que Pablo".
Alfred North Whitehead (1861-1947), filósofo y matemático inglés, dijo que si la tradición filosófica europea consiste en una serie de anotaciones a Platón, la teología cristiana hace lo mismo con San Pablo.
Nietzsche, muy malhumorado, dice en su obra Aurora que Pablo es el primer cristiano de la historia (y el cristianismo le parece una calamidad). Una tríada de apasionados románticos enfadados con San Pablo son Nietzsche, Khalil Gibran y André Gide. Con matices, lo consideran un dogmático fanático, un traumatizado enemigo de la alegría y de la vida, y quieren contraponerlo a Cristo.
Frente a ellos, Ravasi recomienda leer a Giovanni Papini, quien en su libro Santos y poetas, de 1948, se revela como un entusiasta seguidor del apóstol, a quien ve como un hombre asombroso que usó las virtudes de Roma para generar santidad.
Pietro Citati, en La luz de la noche (1996) reitera que un hombre de cultura platónica del siglo II se habría escandalizado al leer la Carta a los Corintios y la de Romanos, por su "locura" de "la cruz herida de Dios".
Entre los novelistas, Ravasi cita a Janet Taylor Caldwell (1900-1985) y su novela histórica El Gran León de Dios (1972) y la más rigurosa La Santa Espada (1949) del polaco Jan Dobraczynski, donde descubre que no es la espada sino el amor lo que transfigura la historia.
El exégeta alemán y sociólogo del cristianismo primitivo Gerd Theissen hizo una documentada novela sobre Jesús titulada La sombra del Galileo (en español en 2011). Usó las mismas técnicas en El abogado de Pablo. Aquí el protagonista es un abogado romano, pagano de filosofía estoica, a quien contratan para defender a Pablo en su juicio en Roma y bajo la persecución de Nerón.
El poeta francés Paul Claudel, en 1915, en Corona benignitatis anni dei, dice de Pablo: "Como Dios no tiene voz, él es la voz que habla en su lugar, él va adonde lo lleva el viento".
Poco San Pablo en la música
El mismo Ravasi destaca que la música no ha trabajado apenas el pensamiento de Pablo por ser "tan trascendente, un modo de expresión provisto de pocas imágenes" y porque él mismo habla poco de su vida. Pero aún así Ravasi recomienda el oratorio en dos partes para solistas, coro y orquesta, opus 36, de Félix Mendelssohn, llamado Paulus, que se estrenó en 1836 con 160 instrumentistas y 350 coristas.
¿Era Pablo calvo y con barba afilada?
Sobre la pintura comenta varias obras emblemáticas (como el tríptico de Hans Holbein el Viejo de 1504), pero como arqueólogo señala que el arte siempre lo ha pintado calvo y con barba larga apuntada. Algunos dicen que por asemejarlo a Platón.

El Tríptico de San Pablo de Hans Holbein el Viejo, en Hans Holbein el Viejo, de 1504, en la Staatsgalerie Altdeutsche Meister.
En el apócrifo Hechos de Pablo y Tecla (que circulaba por Anatolia y Siria ya en el siglo II) lo describen como "de cabeza calva, piernas arqueadas, cejas unidas, nariz bastante saliente". Quizá era un recuerdo sobre él, o simplemente un arquetipo de filósofo. En 2009, en las catacumbas de Santa Tecla, de finales del siglo IV, se descubrió un clípeo (retrato facial) que ya lo pintaba con ese aspecto.

Clipeos de santos en las Catacumbas de Santa Tecla en Roma, difundidos en 2009; el tercero, calvo, barba puntiaguda, sería San Pablo
En realidad, todas estas interesantes recomendaciones artísticas de Ravasi apenas ocupan 30 páginas del libro.
Detalles de historia y de un Pablo culto
Otras 20 páginas analizan los Hechos de los Apóstoles: nos dan algunos detalles históricos como que en Antioquia de Siria, donde "había 45 barrios, cada uno de diferente nacionalidad, con 800.000 habitantes", nace en el siglo I la primera iglesia con muchos cristianos llegados del paganismo.
Ravasi recuerda que Pablo, fariseo e hijo de fariseos, en su discurso famoso en Atenas cita al poeta griego del siglo III antes de Cristo Arato de Solos ("somos estirpe suya", de Dios) y cita también el Himno a Zeus del poeta estoico del mismo siglo Cleantes de Aso ("en Él [Dios] vivimos nos movemos y existimos"). Pablo veía que los griegos buscaban a Dios a tientas. Pero su filosofía despreciaba lo corporal y cuando Pablo habló de la resurrección de los muertos le dejaron de escuchar. Por eso dice en 1 Corintios 1,23 que Cristo crucificado y resucitado es "locura para los paganos".
Ravasi también da detalles del encuentro de Pablo que, como Jesús, es llevado ante el gobernador imperial, que ahora es Marco Antonio Félix. Los historiadores lo conocen bastante bien: había sido esclavo de la madre del emperador Claudio, que fue quién le promocionó. Después le sucedió Porcio Festo, cuñado del rey judío Herodes Agripa II, que siempre iba acompañado por su hermosa hermana Berenice, "una especie de Cleopatra judía que a todos enloquecía con su belleza", y que quizá era amante de su hermano.
San Pablo no se acobardó y proclamó el anuncio cristiano a estos ricos "en este mundo depravado y corrupto". "Estás loco, Pablo, tus muchas letras te trastornan el juicio", dijo Porcio Festo. Herodes Agripa dijo: "Por poco me convences para que me haga cristiano". Ravasi considera que lo afirmó irónicamente, pero quizás San Lucas no estaría de acuerdo, quizá lo dijo sinceramente asustado.
Hechos de los Apóstoles nunca explica la muerte de Pablo. El libro apócrifo Hechos de Pablo, del siglo II, describe a Pablo ejecutado por decapitación, "según práctica reservada a un ciudadano romano, noticias confirmadas por Tertuliano".
El Papa Clemente, ciudadano romano, en su primera carta a los Corintios, del año 95, dice que Pablo "llegó a las fronteras más lejanas de Occidente". Parece referirse a España (unos creen que llegó por Tarragona, otros que por Cartagena), aunque Ravasi no entra en este tema.
Un presbítero romano llamado Cayo, hacia el año 200, escribe que "los trofeos [es decir, monumentos y reliquias] de los que han fundado esta iglesia se ven "yendo al Vaticano o a lo largo de la vía Ostiense". En el Vaticano, ya entonces, estarían los restos de San Pedro; en San Pablo Extramuros, en la vía Ostiense, los de Pablo.
Durante el resto del libro, Ravasi explora la historia y teología de Pablo, siempre con alusiones culturales. Empieza por las distintas versiones de su conversión, después examina las primeras cartas de Pablo a los cristianos griegos, que nadie duda que son de su autoría. En otro capítulo, examina Gálatas y Romanos dónde más densa es su teología.
Dedica otro capítulo a cartas que probablemente Pablo no dictó, pero beben de su enseñanza más o menos directa: 2ª Tesalonicenses, Colosenses, Timoteo y Tito. Recuerda que la carta a los Hebreos no es de San Pablo, como ya señalaban cristianos antiguos.
Pablo, lenguaje y pensamiento
En toda su obra, Pablo es creativo con el idioma griego, inventa nuevas palabras y le da nuevos significados a palabras antiguas, porque tiene muchas novedades que contar.
San Pablo ha tenido experiencias místicas, pero cuando escribe lo hace desde la lógica. Pietro Citati lo resume así:
- "No hay una lectura más difícil que haya que comprobar en cada mínimo detalle. San Pablo no es un ebrio de Dios sino el espíritu más lógico y sutil de su tiempo aunque su lógica pueda desconcertarnos. Se apropia de cada vocablo, lo transforma en una palabra nueva. Crea oposiciones que escapan a quien no vive en su arquitectura mental, juega dramáticamente con las antítesis. Los libros claros y abiertos mueren nada más nacer. Las maravillosas perspectivas y sentencias de San Pablo, sus destellantes objetivos de oscuridad, han quedado grabados para siempre en la memoria de Europa".
Para ayudarnos a entender a este hombre "lógico y sutil", el libro de Ravasi puede ser un retrato muy útil y accesible.