Del típico tablón de anuncios parroquial a las pantallas: «El cartel con mariposas es algo agotado»

Javier Igea López-Fando es el actual párroco de la iglesia de Santa Elena en Madrid. Se ordenó sacerdote en el año 1987 en Toledo (España) y su obispo le envió a estudiar física a EEUU, donde primero hizo un master en estado sólido y posteriormente un doctorado en astrofísica. Llegó a trabajar en el Observatorio Astronómico del Vaticano.

Hombre curioso donde los haya, un día decidió que los típicos tablones de anuncios de su parroquia se habían quedado un tanto obsoletos, así que decidió sustituirlos por pantallas más modernas. De hecho, las programó e instaló casi con sus propias manos. Desde entonces, la forma de dar anuncios en su parroquia ha cambiado.

Tienen varias ventajas

"No vale cualquier pantalla, se necesitan aparatos profesionales que permitan estar encendidos 24/7, suelen durar como unos ocho o nueve años. Estas pantallas vienen a costar –una de 45 pulgadas– unos 1000 euros, no es una inversión excesivamente costosa", comenta a ReligiónEnLibertad. 

La instalación y el funcionamiento parece sencillo, aunque requiere de cierto manejo en las tecnologías. "Otro detalle es el software, si compras una pantalla de LG, por ejemplo, te ofrece un servidor y puedes programarle el tipo de pantalla y la información que quieras poner. Tú cambias y subes la información a ese servidor. Otra posibilidad es programar una página web y ponerla directamente en la pantalla, y, una tercera posibilidad, es buscar una empresa de cartelería digital, que no es costoso", propone el párroco de Santa Elena. 

Infinitas posibilidades

Para Javier, la llegada de los tablones de anuncios electrónicos tiene varias ventajas. "Da una imagen de modernidad, lo digital da imagen de novedad, de estar actualizado, de no ser siempre lo mismo, el cartel con las manos y las mariposas es algo ya agotado… además, es bastante más legible que tener cinco carteles. Depende mucho de lo que quieras publicar, si quieres poner actividades pastorales, la Palabra de Dios...", comenta. 

Y, además, ofrece un gran abanico de opciones. "Se pueden poner muchas cosas, por ejemplo, un carrusel con las noticias del Vaticano, vídeos de YouTube, hay muchas posibilidades... Depende del tiempo y de la capacidad creativa de cada uno", añade Javier, cuyos carteles de su parroquia avisan de las actividades parroquiales y de los tiempos litúrgicos y cambian una vez al mes aproximadamente.

Lo que sí deja claro este sacerdote es que no se puede perder el sentido de la cosas. "La parroquia no está para hacer marketing sino para llevar a los demás al Señor, no estamos para vender nada. Hay gente que cree que la evangelización es marketing, hay que dar imagen atractiva pero no es marketing, el marketing devalúa el producto, y nuestro producto es Jesucristo, y Cristo no se vende, no es objeto de propaganda", concluye Javier.

Lo que está claro es que los tablones de anuncios digitales son ya una realidad en algunas parroquias y podrían modernizar la forma de acceder a la información por parte de los feligreses. Compartir eventos, mensajes inspiradores, facilitar la conexión entre las personas, utilizar diseños atractivos... todo en beneficio de los parroquianos.

Está claro que las pantallas utilizadas como tablón de anuncios en las iglesias permiten una comunicación más dinámica, muestran información de forma más atractiva, con animaciones, videos, y transiciones, lo que capta mejor la atención. Permiten una actualización inmediata, programada y a distancia. 

Las pantallas, además, se ven más que los carteles convencionales. Evitan esa acumulación de papeles, carteles viejos o mal pegados que suelen dar una imagen desorganizada del tablón tradicional. Las pantallas con altavoces pueden acompañar los anuncios con música o mensajes de voz. 

Por último, las pantallas permite una mayor retención del mensaje, ya que el contenido visual en movimiento y colorido se recuerda mejor que un texto impreso estático. Además, tienen una mayor inclusión para todas las edades. Las pantallas pueden adaptarse para mostrar contenido comprensible tanto para niños como para personas mayores, con letras grandes o con imágenes claras.