Viernes, 11 de octubre de 2024

Religión en Libertad

En pocas semanas llega a los cines Father Stu, la nueva película de Mel Gibson y Mark Wahlberg

Mel Gibson y Mark Wahlberg.
Mel Gibson y Mark Wahlberg están a pocas semanas de ver en la gran pantalla su último proyecto sobre Stuart Long, que encontró la redención a una vida de odio en el sacerdocio.

J.M.C. / ReL

En marzo de 2021, Hollywood Reporter anunció la puesta en marcha de la película Father Stu protagonizada por las estrellas de Hollywoood Mark Wahlberg (Marea Negra, Uncharted) y Mel Gibson (La Pasión de Cristo). Casi un año después, Sony Pictures acaba de confirmar que el estreno de la cinta tendrá lugar el viernes santo de este año.

En Father Stu, Mark  Wahlberg encarnará al estadounidense Stuart Long, estadounidense nacido en Seatle cuya vida transcurrió desde un profundo odio a la fe católica hasta el sacerdocio. El detonante, una "experiencia extracorporal" tras un crítico accidente que le llevaría a la redención, el bautismo y la superación hasta su muerte por una enfermedad semejante al ELA en 2014.

Wahlberg, que se ha declarado un ferviente católico en numerosas ocasiones, siguió con interés la historia del sacerdote, cuya vida encontró "inspiradora" tanto para él como "para muchos otros".

Desde la muerte de Long, el actor de Hollywood comenzó a dar forma a un proyecto que cristalizó años después, al recibir el apoyo de Mel Gibson, Teresa Ruiz (Narcos), y Rosalind Ross, pareja de Gibson y guionista y directora de la película.

Concluida la grabación de la cinta, Wahlberg avanza que la actual pareja de Gibson "ha hecho un trabajo increíble al capturar la esencia de quién era y cómo afectó a las personas a las que rodeó", y expresó su deseo de "mantener vivo su espíritu y continuar sus buenas obras".

El sacerdote Stuart Long.

Mark Wahlberg representará al boxeador y sacerdote Stuart Long en una película financiada y promovida por él mismo, interpretación para la que ha tenido que engordar cerca de 20 kilos. 

"Anticristiano por excelencia"

Desde su juventud, la vida de Long estuvo marcada por un profundo rechazo hacia la fe que le llevó a considerarse un "anticristiano por excelencia".

En la universidad dio sus primeros pasos en el boxeo profesional, donde encontró la forma de canalizar la agresividad que arrastraba desde años atrás. Tras ganar algunos títulos que le encaminaban a una prometedora carrera en el boxeo, una cirugía en la mandíbula le incapacitó para dedicarse a esta disciplina.

Graduado en Literatura, Long alternó pequeñas interpretaciones en anuncios publicitarios, el trabajo como portero en clubs nocturnos y locales de comedia o incluso en la gerencia de un museo, hasta que sufrió un accidente de tráfico que le dejó al borde de la muerte.

Fue entonces cuando tuvo una "experiencia extracorporal" en la que afirmó haber sentido su alma flotando sobre la camilla del hospital en una situación cercana a la muerte y con una serie de encuentros misteriosos.

Tras sobrevivir sin prácticamente ninguna explicación médica, Long salió del hospital y se dirigió a la iglesia más cercana, donde conoció al sacerdote Benedict Groeschel, que le acompañaría en sus primeros pasos en la fe.

Puedes leer aquí la historia completa de redención y superación de Stuart Long. 

El sufrimiento, su principal apostolado sacerdotal

Stuart  comenzó a desarrollar una profunda devoción por los santos y la Virgen María, puso en marcha varias iniciativas apostólicas y llegó a paralizar la construcción de una sucursal de la multinacional abortista Planned Prenthood en California.

Long no tardó en descubrir su vocación al sacerdocio, y tras cursar sus estudios en la Universidad de Steubenville y el seminario de Mount Angel de Oregón, fue ordenado sacerdote en diciembre de 2007.

Poco después de ser ordenado, el sacerdote tuvo que compaginar las secuelas de su accidente de tráfico con un tumor en la cadera y una rara enfermedad autoinmune e incurable semejante a la Esclerosis Lateral Amitrófica (ELA).

Ayudado por su padre (en la película, Mel Gibson) y una silla de ruedas motorizada, la enfermedad no impidió a Long desarrollar una profunda labor apostólica para acudir al llamado de todos los que le necesitasen.

El sacerdote celebraba misa siempre que se lo permitían sus dolencias y enfermedades y se marcó como uno de sus objetivos prioritarios de vida convertir el dolor en su principal forma de apostolado. “La enfermedad es lo mejor que me ha pasado en la vida, porque me permitió deshacerme del orgullo que había sentido durante gran parte de mi vida”, afirmó.

Tras años de sufrimiento que soportó buscando no quejarse y dar gracias a Dios, Long falleció en 2014, siendo arropado por cientos de sus fieles en un multitudinario funeral. Así, su vida en la tierra acabó de forma opuesta a como la había comenzado: amando a la Iglesia y al prójimo.

 

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