«Aprite le finestre»
En mi archivo encontré una publicación del año 2002 que comienza diciendo Aprite le finestre, que así comienza una canción italiana de los años cincuenta que Josemaría Escrivá pedía que le cantaran cuando se estuviese muriendo. No se si la cantaron los que le acompañaban en ese momento, pero estoy seguro que él en su interior se acordaba de aquellas palabras de San Juan: Dios es Amor. El nos amó primero.
Me quedé un rato pensando las veces, los miles de veces, que San José María habló del amor a Dios y a nuestros hermanos los hombres. Hoy la palabra amor está desgastada de tanto manosearla. Las canciones, los libros, las películas, las homilías… nos hablan de amor. Pero los hombres no terminamos de amarnos, nos quedamos en la superficie, como un barniz que no pasa de hacer bonito el mueble, pero en el fondo solo existe madera que puede corroer la carcoma. Hay que llegar al fondo de las cosas, de las personas, de la historia…
Precisamente por ello me llama la atención que hoy, como ayer, se critiquen, se denigren las cosas de Dios. Cuando San Josemaría estaba en esa etapa difícil de la fundación de la obra, su director espiritual, el jesuita padre Sanchez Ruiz, le preguntó:
-Josemaría, ¿Cómo va esa obra de Dios?
Hoy, a esa obra de Dios, al Opus Dei, no siempre se la ve con buenos ojos. ¿Por qué? Por falta de visión sobrenatural, de caridad, de respeto, por envidia… Es muy posible que miembros de la Obra, laicos y sacerdotes, no siempre estén a la altura de la santidad a la que fueron llamados por Dios. Y por eso entonamos el mea culpa. Por eso nos confesamos con frecuencia, que la buena intención no nos falta.
El Señor nos ha escogido totalmente para Él -decía- y trasladamos a lo divino ese amor noble de las coplas humanas. Lo hace el Espíritu Santo en el Cantar de los Cantares; y lo han hecho los grandes místicos de todos los tiempos.
He asistido -y asisto- a muchos retiros y convivencias de la Obra. No se suele murmurar, o criticar, a nadie. Y si se hace, se pide perdón porque no es lo propio del cristiano. Hoy observo que se denigran mucho ciertas realidades del Opus Dei, como el fallo lamentable de un miembro de la Obra a quien se persigue “por tierra, mar y aire”. Es decir, por todas las notas de prensa que viven de la carroña.
Estoy pensando en el desgraciado caso del profesor del Colegio Gaztelueta, actualmente un cristiano corriente, que se le ha juzgado por lo civil y lo eclesiástico, con las correspondientes condenas de prensa. Y estoy pensando en el caso de Torreciudad, propiedad de una sociedad ligada al Opus Dei, en la que la diócesis de Barbastro no puso ni un euro en su construcción y hoy dice que “aquí mando yo”. ¿Es eso “sinodal”? ¿Es ética cristiana no respetar la propiedad ajena?
Aprite le finestre al nuevo sole, é primavera. Abrid de par en par las puertas al sol de la justicia, del amor, de la gracia de Dios.
1 Jn 4, 8-10: Dios es. Él nos amó primero.
Estamos en el Año de la Redención. ¿Es posible que empecemos por redimirnos a nosotros mismos para que Dios nos redima a todos. Aprite le finistre… que pueda entrar el sol del amor…