Espiritualidad Católica - Nueva Evangelización
La amistad como transformadora de la vida
San Agustín (Consecuencias y perdón de los pecados, 12,17)

Amistad como trasformadora de nuestra vida
A través de los lazos del amor, cuanto más vivimos en los amigos tanto más nuevas resultan para nosotros las cosas viejas (CP 12,17)
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¿Tiene la amistad un potencial de transformador en nuestra vida? San Agustín no habla de una amistad superficial, sino a una basada en el amor-caridad profundo y compartido, un amor-caridad que es un reflejo del amor de Dios. En este contexto, la frase cobra un significado muy especial sobre el que reflexionar
Tener una amistad verdadera nos ayuda a ver la vida y las experiencias de siempre con una perspectiva renovada. Los problemas que creíamos insuperables o las rutinas que nos parecían monótonas, se vuelven diferentes cuando los compartimos con otras personas con absoluta confianza. El verdadero amigo nos puede ofrecer un punto de vista distinto, nos alienta y nos recuerda lo valioso de lo que ya tenemos. San Agustín señala que la esencia de la novedad no está en lo novedoso en sí mismo, sino en el acto de compartir ese asombro con una amigo sincero. Una conversación sobre un tema de siempre, una caminata por el mismo sendero, o un momento de silencio se vuelven únicos porque se realizan con un amigo. Es el amor-caridad que une a las personas lo que "amplifica" la experiencia y la hace florecer de nuevo.
En la espiritualidad agustiniana, los amigos no solo se acompañan, sino que se ayudan mutuamente a crecer en la fe y en la virtud. No se rechazan mutuamente ni se suponen malicias entre ellos. En este sentido, la amistad es un camino para descubrir la presencia de Dios en nuestras vidas de forma más profunda y constante, haciendo que incluso lo más familiar se sienta como un regalo recién descubierto. Esta frase nos recuerda que el amor-caridad, especialmente en la amistad, es un principio de renovación espiritual. No necesitamos cosas nuevas para sentirnos vivos; a menudo, solo necesitamos una nueva mirada que puede provenir del amigo sincero.
¿Qué tiene esto que ver con la Nueva Evangelización? Si recuerdan, Cristo envió a evangelizar a los Apóstoles de dos en dos (Mc. 6, 7-13). Evangelizar necesita de verdadera y sincera amistad entre quienes se unen para evangelizar. Si el mundo ve que falta de sinceridad y rencores, de poco vale que reproduzcamos el Mensaje Cristiano con total fidelidad. Simplemente, estaremos mintiendo y corrompiendo el compromiso evangelizador que hemos aceptado. Si la amistad no es efectiva, es mejor evangelizar en solitario. Hoy en día es casi lo más frecuente. Es complicado evangelizar unidos porque el enemigo sabe cómo destrozar la amistad creando recelos, envidias y enemistades entre nosotros. ¡Dios nos ayude!