La vía del guerrero
"Vamos a instituir una escuela del servicio divino". S. Benito, en su latín, utiliza la palabra schola. Ésta puede significar lugar de entrenamiento, especialmente el lugar donde los legionarios del emperador se preparan para entrar en combate. Ésta era la idea de los maestros espirituales del monacato primitivo.
Los padres del desierto personalmente, a quien se acercaba a ellos, les enseñaban la vía del guerrero; de modo que, bien adiestrados en el combate interior, habiendo ya madurado, "sólo con su mano y su brazo, se bastan con el auxilio de Dios para combatir contra los vicios de la carne y de los pensamientos".
El verdadero maestro lleva en sí mismo las heridas de sus largos combates y el aura de la corona de las victorias que, con la ayuda divina, ha obtenido. El verdadero maestro es un guerrero y sabe enseñar personalmente a su discípulo, en quien ve con gran misericordia la debilidad e impericia que él mismo tuvo. Por eso dice S. Benito:
Concluyamos con un hermoso apotegma.
El maestro toma el leño estéril por la soberbia, que es su discípulo, y lo planta en la tierra, en el humus, es decir, lo lleva a la verdad de la humildad. Y el discípulo por la obediencia, a través de la noche de los sentidos y de las potencias del alma, con el don de las lágrimas, que por su obediencia y humildad alcanza del cielo, lleva a la fertilidad su esterilidad y da frutos de vida eterna. Se ha eucaristizado y convertido en alimento para los demás.[Originalmente fue un comentario que hice ayer en el blog Siete en familia]