Religión en Libertad

«Adolescencia»

"Detrás de todo lo que vemos, escuchamos y leemos hay una enseñanza sobre Dios, el mundo y la persona. Aquí Dios es el gran ausente, el mundo un lugar hostil la persona un sin sentido ante los sufrimientos"

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Adolescencia es una serie visualmente impecable, bien dirigida, con un realismo muy crudo. La fotografía, el ritmo narrativo y las actuaciones están a un nivel altísimo y es espectacular que cada episodio esté filmado en una sola toma de cámara. Sin embargo la serie es un retrato sombrío y desesperanzado de la adolescencia herida. Es un espejo incómodo de la sociedad que ha dado la espalda a Dios. Muestra un vacío existencial que lo impregna todo: relaciones rotas, familias desestructuradas y jóvenes desorientados. Nihilismo puro.

Le dice al espectador que el drama familiar que se produce a causa del crimen que comete el protagonista lo puede sufrir cualquiera. Jamie es aparentemente un chico normal de hoy que vive en un chalet adosado con su padres. Una familia funcional por fuera pero vacía por dentro. Aparece muy claramente la ruptura generacional: los adultos son figuras impotentes, desconectadas de los jóvenes, incapaces de ofrecer guía, consuelo o sentido a su dolor. Los que crecieron bajo la premisa de romper con toda espiritualidad ven con impotencia los frutos que la cultura sin Dios ha creado en los jóvenes. Los adolescentes aparecen solos frente al abismo de su libertad, buscando sentido en experiencias que no llenan, refugiándose en el placer inmediato y la rebeldía vacía. La libertad entendida como la autonomía total de toda figura normativa es un fracaso. Se convierten en esclavos de dicha libertad.

Profesores, padres, psicólogos y policías no saben qué hacer. Un detalle importante es que no aparecen sacerdotes o monjas en ningún momento. No creo que a mala idea, es la realidad, ya no estamos. O los que estamos apenas tenemos una opinión relevante. El mundo sin Dios es así. Sin embargo la serie no muestra toda la realidad. Es muy cierto que hay todo un enramado de educación nihilista en nuestra sociedad, si. Pero también vivimos rodeados de muchas familias, colegios y parroquias que luchan por la educación en la verdad y el amor a los jóvenes. Donde la fe no es un accidente de gente rara sino la esencia que nos hace fuertes.

También es muy revelador que no hay vínculos verdaderos en la serie: no hay comunidad, ni sentido de la pertenencia a nada. Cada uno parece encerrado en su propio laberinto interior. El adolescente vive en una familia pero está solo. La familia vive rodeada de vecinos pero están solos. Es una sociedad vacía.

¿Me ha gustado la serie? No. No tiene atisbo de luz, ni mínima señal de redención o esperanza. Presenta la sociedad construida sobre la voluntad del hombre que no sabe que decir ni hacer ante el mal mas allá de instaurar nuevos protocolos para prevenir el siguiente desastre. Reconozco que la serie pueda tener valor porque retrata con honestidad una generación a la deriva. Pero me pregunto: ¿de qué sirve mostrar la herida si ni siquiera se insinúa la posibilidad de una cura? Sin horizonte espiritual no hay salida. No hay nada.

Recuerda que detrás de todo lo que vemos, escuchamos y leemos hay una enseñanza sobre Dios, el mundo y la persona. Aquí Dios es el gran ausente, el mundo un lugar hostil, la persona un sin sentido ante los sufrimientos. Si no nos catequiza la Palabra de Dios lo van haciendo estas series.

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