Religi贸n en Libertad

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Bien, amigos. Ha llegado el momento 馃寛. La pastoral con personas que sienten una atracci贸n o identidad sexual diferente al orden natural debe ir orientada a que se sientan amadas y acogidas tal y como son, sin discriminaci贸n injusta y con delicadeza.

Muchos de ellos son personas con heridas emocionales profundas agravadas por su atracci贸n o identidad, que necesitan cari帽o, comprensi贸n y un hogar, que deben encontrar en la comunidad cristiana y en sus pastores. Todo el cari帽o que podamos prodigar hacia ellos es poco.

La orientaci贸n de la pastoral debe llevarles a la participaci贸n fructuosa en los sacramentos y en la vida cristiana, para que puedan ser sal de la tierra y luz del mundo, y llegar a ser santos, c贸mo est谩 llamado a serlo todo cristiano de cualquier condici贸n.

Para poder participar en la vida de la Iglesia deben tratar de vivir en coherencia con la moral evang茅lica. Esto nos cuesta a todos, por lo cual tenemos el sacramento de la penitencia, en el que, si nos arrepentimos y hacemos prop贸sito de enmienda, se nos perdonan los pecados.

As铆 pues, las personas con esta atracci贸n o identidad deben ser coherentes con la moral evang茅lica para acceder a los sacramentos. El cuidado pastoral debe ir orientado a ayudarles a vivir la castidad, como cualquier cristiano, y a amar con el mismo amor de Cristo a todos.

En tal sentido, la Iglesia distingue entre las tendencias y los actos sexuales. La tendencia no se debe juzgar bajo ning煤n concepto, y no hay en ella nada culpable o pecaminoso, aunque no siga el orden natural. Sus causas ps铆quicas permanecen a煤n inexplicadas.

Los actos sexuales fuera del orden matrimonial son desordenados, y en particular los actos homosexuales son contrarios al orden natural, est谩n cerrados al don de la vida, no proceden de una complementariedad y por tanto no pueden obtener justificaci贸n moral.

Algunos sacerdotes han pretendido hacer pasar como cat贸lica una actitud que va m谩s all谩 de la acogida, la comprensi贸n y el acompa帽amiento de las personas que sienten esta atracci贸n o identidad, llegando a proponer su estilo de vida como algo congruente con la moral cristiana.

Esto ha generado una grave confusi贸n en el pueblo de Dios, ante declaraciones de varios de sus pastores. En efecto, algunos sacerdotes se han situado del lado de la llamada "cultura LGBTQ+" present谩ndola con una luz distinta a la evang茅lica y a la eclesial.

A la luz de las ense帽anzas de Cristo, debemos amar a todos, hagan lo que hagan, pero no callarnos ante su estilo de vida, si es anti evang茅lico. Porque creemos que la verdad nos hace libres y que la verdadera felicidad consiste en la adhesi贸n a la voluntad inmutable de Dios.

Por eso mismo, por amor a estas personas, debo corregir a mis hermanos sacerdotes y obispos que est谩n confundiendo el amor y la acogida con la justificaci贸n de actos moralmente malos en atenci贸n a las tendencias y los afectos, como si estos justificaran actos anti evang茅licos.

Las tendencias y los afectos no justifican moralmente ning煤n acto. Pueden disminuir la responsabilidad moral, y en esto es fundamental comprender con compasi贸n a los que sienten esa tendencia o identidad. Pero hay que animarle a que luche por vivir el ideal evang茅lico.

Decirles que Dios quiere que sigan sus tendencias o impulsos es mentirles y cerrarles las puertas de la misericordia de Dios, que quiere que sean felices viviendo conforme a su voluntad. Defender los actos homosexuales como expresi贸n natural de amor es una confusi贸n total.

Una persona homosexual debe vivir la castidad. Un sacerdote homosexual debe vivir el celibato. Una pastoral homosexual debe orientarse seg煤n el evangelio y no justificar el pecado. Porque est谩 en juego la felicidad de aquellos a los que amamos.

Yo AMO a las personas que sienten esa atracci贸n o identidad, y precisamente por eso les anuncio con cari帽o y delicadeza el plan de Dios para sus vidas y les acompa帽o en las dificultades que experimentan al intentar vivirlo desde la Misericordia y el consuelo.

Decir que los que no justificamos los actos homosexuales no amamos ni respetamos a estas personas o que somos anti evang茅licos es MENTIRA. Decir que no hacemos caso al papa Francisco es MENTIRA. Decir que somos r铆gidos o poco misericordiosos es MENTIRA.

Los sacerdotes y obispos que se jactan de tender puentes y lo hacen aplastando con ellos la verdad del evangelio, est谩n fallando a su misi贸n de bautizados y pastores, est谩n mintiendo a las personas que acompa帽an y est谩n confundiendo al mundo y a los cristianos. Eso es grave.

Quien quiera leer estos mensajes con una mirada torticera, as铆 lo har谩. Pero quien los lea en todos sus matices, ver谩 que son congruentes con la voluntad de Dios y la doctrina de la Iglesia, no como los que presentan otros pastores como si la voluntad de Dios hubiera cambiado.

S贸lo he expuesto lo que dice la Iglesia. Exhorto a mis hermanos sacerdotes y obispos a entrar en esta v铆a de amor, acogida, comprensi贸n y acompa帽amiento que es la 煤nica congruente con el evangelio y la doctrina de la Iglesia.

Si acompanas a una persona con esta tendencia o identidad, 谩mala, comprende su debilidad y la dificultad que experimenta para vivir en medio de este mundo con esa condici贸n, pero no le mientas. No le digas que Dios quiere que siga esa tendencia o que todo lo que haga es bueno.

Dios nos ama tal y como somos, pero su amor nos lleva a ser la mejor versi贸n de nosotros mismos: a ser santos. Y ser santo es luchar por cumplir su voluntad. Dios te ama como eres, pero no te dice que da igual lo que hagas, porque eso es mentira.

Amor en la verdad, amor a todos, acogida a los que se acercan, misericordia para los que se arrepienten, buen consejo para el que quiere ser feliz, comuni贸n con el Evangelio y la Iglesia. Esa es, y ser谩 siempre, la sinodalidad, el camino juntos hacia Dios. No hay otro.

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