Jueves, 25 de abril de 2024

Religión en Libertad

Blog

Historias de monjes

por La Columna del #CoronelPakez

Abba Andrés era muy caritativo; a todos acogía y a todos ayudaba sin preguntar nada y sin decir nada más que la bendición en el Señor. Al llegar la noche, abba Andrés pecaba con plena voluntad y conocimiento. Oraba en su interior: "Solo Dios es bueno. No debo atribuirme el bien que Él hace por mí, porque soy un miserable pecador". Por la mañana, abba Andrés volvía a practicar la santa caridad; y pecaba de nuevo por la noche. Decidió no pecar más, y no pecó a partir de entonces. Un día se le apareció Nuestro Señor Jesucristo con el sol del mediodía y le dijo: "Andrés, se ha enfriado tu caridad. Volverás a pecar para que vean que lleváis mi tesoro en vasijas de barro". Abba Andrés hizo tanto bien como Dios le permitió; y se humilló tanto que al morir los demonios dijeron: "Dejemos a todo pecador humilde".

Abba Serapión tuvo la tentación de abandonar su celda. Salió y fue a la ciudad. En la puerta vio a un borracho que le llamaba: "Ayúdame a ponerme en pie". El borracho asió el brazo del monje y se orinó encima; luego le dijo: "Llévame con mi padre". Pero el padre llegó y despreció a su hijo por borracho y holgazán, y quedó solo con Serapión. Este lo acompañó a un portal oscuro, lo acostó, lo cubrió con su manto de piel de cordero y lo bendijo. Díjole el borracho: "El demonio del alcohol me golpea, pero he leído el Apocalipsis y la Señora me salvará". Abba Serapión le preguntó si era cristiano. "No, respondió el borracho, soy inocente." Entonces el monje se arrodilló ante él y rompió a llorar.

Abba Demetrio vivía echado en el suelo y sonreía. Le decían que era un vago, un esclavo de la pereza. Pero él respondía: "Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas." Entonces algunos le escupían y le daban patadas. Abba Demetrio murmuraba dulcemente: "No confiáis en Dios y pecáis." Pasado un tiempo, Demetrio enfermó; y, a punto de morir, exclamó: "¡Soy la víctima!" Un batir de alas inundó la celda y se abrieron las puertas del Cielo y vieron a Demetrio en pie ante el Hijo del Hombre.

Abba Agamenón era el peor de los monjes. Su torpeza trastornaba el cenobio. Hablaba a voz en grito y no cumplía el ayuno. Abba Poemen le dijo: "No ayunas, ni callas, ni trabajas bien. Haz propósito de enmienda o serás pasto de las llamas." En eso, un diablo se acercó a Poemen y le dijo: "Tiene buena voluntad y un hombre con buena voluntad es todopoderoso."

Abba Mateo era muy bondadoso. Un día se dijo: "Pediré al Señor que olvide todo lo que hago." El Señor se lo concedió. Así el monje hacía el bien pero no lo recordaba. Y decía a todos: "Alabad al Señor por las gracias que recibís y dad gracias por mí, que soy tan desagradecido que no recuerdo los bienes que hace mi Señor".

Abba Nicéforo enfermó y cuando fueron a curarle dijo: "Alejaos de mí, ¿voy a enterrar este talento que Dios me da?" Acto seguido calló y no abrió nunca más la boca, aunque murió entre horribles dolores.

 

 

 

 

 

 

Comentarios
5€ Tu donativo es vital para mantener Religión en Libertad
10€ Gracias a tu donativo habrá personas que podrán conocer a Dios
50€ Con tu ayuda podremos llevar esperanza a las periferias digitales
Otra cantidad Tu donativo es vital para mantener Religión en Libertad
Tu donativo es vital para mantener Religión en Libertad
Si prefieres, contacta con nosotros en el 680 30 39 15 de lunes a viernes de 9:00h a 15:30h
Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter

¡No te pierdas las mejores historias de hoy!

Suscríbete GRATIS a nuestra newsletter diaria

REL te recomienda