El Código Deontológico de la Enfermería Española, aprobado en 1989, establece en su artículo 16 que la enfermera "deberá evitar realizar acciones conducentes al menoscabo [de la vida humana] o que conduzcan a su destrucción [de la vida humana]"

Pese a eso, hay algunos colegios de enfermeras más defensores de la vida que otros y la Comisión de Deontología del Colegio de Enfermeras de Madrid (Codem) no es de los más defensores de la vida. La cúpula de este colegio no participa de la indignación ante la eutanasia del colegio de Médicos, el de Dentistas y el de Farmacéuticos, los cuales denunciaban en una nota conjunta que no es una práctica médica y que va contra la Asociación Médica Mundial.

Esta Comisión deontológica de enfermería acaba de difundir un informe comentando la proposición de ley de eutanasia. Se titula "Informe de la comisión deontológica sobre la proposición de ley orgánica de regulación de la eutanasia".

El informe puede molestar algo a los defensores de la eutanasia porque pide que las enfermeras estén más implicadas en todos los procesos deliberativos, de juicio y de análisis.

A los eutanasistas no les gusta porque prefieren que haya cuantos menos testigos, mejor, y que todo dependa del solicitante y, a ser posible, de un solo cómplice en el acto de quitar la vida.

Con todo, la Comisión intenta convencer a la sociedad de que al menos la mitad de las enfermeras de Madrid están prácticamente encantadas con la eutanasia y realizarían eutanasias, parece, con gran alegría.

¿Cuántos madrileños se sentirían tranquilos si de verdad creyeran que la mitad de las enfermeras que ven atender a sus padres o a sus hijos están dispuestas a matar enfermos?

El documento que pretende decirnos que la mitad de las enfermeras madrileñas son eutanasiadoras en potencia es obra de la Comisión Deontológica del CODEM, formada por Tayra Velasco Sanz, Yolanda Rodríguez González, Ana Mª Cabrejas Casero, Mª Isabel Guerra Llamas y José Antonio Barbado Albadalejo.

Los muchos agujeros del extraño estudio del CODEM

El documento y las notas de prensa que el Codem ha emitido se basan en un "peculiar" estudio con cuestionarios por Google realizado de septiembre a noviembre de 2020.

Se envió un mail a los 53.000 miembros del Colegio de Enfermería de Madrid invitándoles a responder.

Respondieron 489, menos del 1 por ciento.

De entre las enfermeras y enfermeros que respondieron (un 20% eran hombres), 3 de cada 4 tenían menos de 50 años.

En la región de Madrid se sabe que hay unos 18.000 profesionales de la enfermería en la sanidad privada y unos 22.000 en la pública.

Sin embargo, 8 de cada 10 respuestas a esta encuesta pertenecen a profesionales de la sanidad pública. Las enfermeras de la sanidad privada apenas quedan representadas, quizá porque muchas de ellas trabajan en entornos religiosos y tienen convicciones religiosas y provida.

En la vida real, casi la mitad de las enfermeras madrileñas están en la sanidad privada; en la encuesta pro-eutanasia del Codem, el 80% de las que responden son del sector público

Sólo un 1,6% de las enfermeras que respondieron declararon tener especialidad geriátrica, la más conocedora de cuestiones de final de la vida.

Según este peculiar estudio, en una profesión tan vocacional como la enfermería, tan femenina y en la que participan tantos inmigrantes hispanoamericanos y africanos... ¡sólo se considerarían creyentes el 53% de las enfermeras! (258 de las 489 que respondieron).

Sin embargo, en la población en general en España, según el CIS de julio de 2019, se consideran creyentes el 70% de los encuestados...¡y eso que la mitad son varones, que siempre son menos religiosos!

¿Alguien puede creerse que las enfermeras de Madrid son mucho menos religiosas que la media de la población española?

Los extraños resultados: sólo 1 de cada 3 enfermeras sería objetora

Según este "estudio", como se observa, apenas 1 de cada 3 enfermeras diría que sería objetora de conciencia a participar en eutanasias o en "suicidio médicamente asistido" (SMA), mientras que un 50% asegura que no objetaría (es decir, que los realizaría) y otro 10% duda pero cree que al final sí haría eutanasias. Parece difícil de creer tanto supuesto entusiasmo por una práctica (matar enfermos) que va contra el Código Deontológico y la misma vocación del oficio. Es más fácil comprobar que el estudio no es representativo de nada.

En una nota de prensa que ha enviado a los medios de comunicación, el CODEM asegura que "existe un posicionamiento mayoritario por parte de las enfermeras madrileñas encuestadas a favor de la regulación tanto de la eutanasia como del suicidio médicamente asistido".

Es un caso claro de manipulación pro-eutanasia a partir de las respuestas no representativas de 489 personas sobre un colectivo de 53.000, donde las más religiosas, las de sanidad privada cristiana y las de edad avanzada están muy infrarrepresentadas, y donde probablemente las enfermeras de convicciones provida (posiblemente la mayoría, las fieles a la ética hipocrática) ni se molestaron en responder sabiendo del sesgo pro-eutanasia de la cúpula del organismo.

Así los activistas pro-eutanasia intentan manipular a los sanitarios que quieren aplicar lo que enseña aún el Código Deontológico de la Enfermería Española en su artículo 16: que la enfermera deberá evitar acciones que conduzcan a la destrucción de la vida humana.


Lea también aquí: Un estudio reciente lo demuestra, las estadísticas sobre aceptación de la eutanasia no son serias (estudio Mangino de 2020 en el American Journal of Geriatric Psychiatry)

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