Igual que el Parlamento español implantó una Ley de Eutanasia sin consultar a asociaciones médicas, bioéticas ni sanitarias, ahora la Organización Nacional de Trasplantes ha empezado a cosechar órganos de eutanasiados con un protocolo elaborado a toda prisa y sin consultar con más organismos ni con la comunidad médica o bioética.

El Colegio de Médicos de Madrid ha denunciado que este nuevo Protocolo Nacional de Donación de Órganos plantea numerosas inquietudes éticas y conflictos de interés: ¡interesa que muchos se suiciden con eutanasia para cosechar sus órganos! Se crea una nueva cultura utilitaria.

El contexto: menos muertes en accidentes son menos donaciones

España es una superpotencia mundial en trasplantes y lo es desde hace muchos años. Pero recientemente han ido cambiando cosas. Muchos órganos venían de personas que morían en accidentes de coche o accidentes laborales y estas muertes son, afortunadamente, cada vez menos. Además, España es un país muy envejecido, muchos donantes fallecen muy ancianos y con muchas enfermedades, lo que reduce su elegibilidad.

Nada de esto es catastrófico, porque sigue habiendo muchas donaciones, pero pone un marco a la extraña rapidez con que la Organización Nacional de Trasplantes se ha abalanzado, casi sin reflexión ética, a cosechar órganos de las personas que se matan mediante la eutanasia.

La eutanasia cambia nuestra civilización

La eutanasia (práctica no médica, condenada por la Organización Médica Mundial) es un cambio de civilización. De repente, los médicos, que cuidaban y a menudo curaban, pasan a ser unos técnicos que a veces matan, o ayudan a suicidarse. Matan con un veneno o proporcionan el veneno (para el suicidio asistido). De hecho, suelen ser dos venenos: uno paraliza primero, el segundo mata al paralizado. Hay dudas sobre el dolor o angustia que pueda causar el segundo, ya que el primero, paralizante ("relajante muscular", le llaman), impide expresar nada al suicida (véase aquí la denuncia del anestesista Joel Zivot)..

Todo eso se viste con música, bombones y palabras bonitas de sanitarios y parientes. Entre las palabras bonitas, las que alaban al suicida por quitarse la vida y entregar sus órganos que ayudarán a otros: muerto es más útil.

No hace falta tener una enfermedad grave para desarrollar esa idea: suicidas sanos de todas las edades se dicen una y otra vez que lo mejor que pueden hacer por su entorno es suicidarse.

El análisis ético del Colegio de Médicos de Madrid

La Comisión de Deontología del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid (ICOMEM) ha difundido ahora un documento de posicionamiento sobre la donación de órganos en esta nueva e inquietante sociedad que está creando la eutanasia.

Un encuentro en el Anfiteatro del Colegio de Médicos de Madrid; la institución critica el apresurado y unilateral protocolo de la Organización Nacional de Trasplantes para cosechar órganos de eutanasiados (la eutanasia es una práctica condenada por la Organización Médica Mundial).

En declaraciones recogidas en La Razón, algunos de estos expertos en deontología médica denuncian que "al igual que la aprobación de la Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia fue aprobada de una manera precipitada, sin un debate ético médico y social adecuado, este protocolo debería haber sido objeto de un debate ético y deontológico más profundo, contando con el consenso de los comités de ética o el asesoramiento de las comisiones deontológicas ajenas a la Organización Nacional de Trasplantes (ONT)".

Piden "seguir reforzando las salvaguardas necesarias, el respeto a los valores éticos y la confianza social obtenida a lo largo de tantas décadas de actividad trasplantadora".

Se entiende que el nuevo protocolo de la ONT no lo cumple suficientemente.

Por ejemplo, no está claro que el protocolo proteja una decisión "verdaderamente autónoma" del eutanasiado, no hay mecanismos que impidan la "instrumentalización de la persona, en beneficio de un aumento del número en las donaciones".

Son enfermos especialmente débiles y sufrientes, y es fácil coaccionarlos (y hacerles coerción y gaslighting).

¿En casa o en el hospital?

A menudo los eutanasiadores alaban la práctica de las eutanasias en el domicilio, aunque los parientes (que se van a quedar el piso o ya viven allí) no siempre querrán recordar, al pasar por tal o cual habitación, que allí pusieron la inyección letal a su familiar.

Muchos -parientes y eutanasiadores- pueden preferir hacer la eutanasia en el hospital. Mientras en una habitación de una clínica luchan por salvar vidas, en la de al lado las quitan.

Pero aplicar la donación y extracción de órganos a la eutanasia, implica más preguntas éticas, "particularmente en lo que se refiere a la sedación y soporte vital extraordinario que implican riesgos injustificados y son contrarios a los criterios de aplicación ética de estos procedimientos", señalan los médicos del Colegio de Madrid.

Además, en España, la buena ética médica exige que la donación sea siempre anónima y ajena a todo comercio de órganos. "La continuidad existente entre el acto eutanásico, expresamente rechazado en nuestro Código Deontológico (CD, art 38.1), y el explante de órganos para su donación, nos indican que se trata de actos necesariamente engarzados, por lo que la separación entre ambos procedimientos podría en ser en verdad un constructo artificial", denuncian. Que el protocolo de la ONT insista sobre el papel que son "procesos independientes" en la práctica sería papel mojado.

Alabanzas a los que se eutanasian

Si muchas personas -sanas o no- pensaban que muertas harían mayor bien y servicio a la sociedad, o a sus seres queridos, y serían más apreciados, las alabanzas a los que se eutanasian y entregan sus órganos en donación ayudarán a que crezca el número.

La Ley de Eutanasia entró en vigor en junio de 2021. Para diciembre de 2022, según recogía agencia Efe, ya eran 44 los eutanasiados que entregaban órganos (un 13% hasta el momento), que se implantaron en 120 pacientes que esperaban trasplantes. De todas formas, las cifras en todo lo que tiene que ver con la eutanasia en España son siempre dudosas y orientativas.

Ya en diciembre, la directora de la ONT, Beatriz Domínguez-Gil, decía en Efe que "la avalancha [de órganos de eutanasiados] a día de hoy ha sido francamente llamativa". Hablaba de "la generosidad de estas personas [los eutanasiados] que después de pasar por una decisión muy complicada para ellos y su entorno familiar optan por este gesto de generosidad sublime".

Explicaba que donar los órganos significa recibir la eutanasia en el hospital, pero "ha habido casos en los que se les ha sedado en su domicilio para que la última imagen que se lleven sea la de sus allegados, explicó Domínguez-Gil.

Es decir: en su casa les duermen-paralizan; dormidos los llevan al hospital y allí se les aplica la inyección letal.

En un artículo en el diario balear UltimaHora en junio de 2023, hablando del nuevo protocolo de trasplantes con eutanasiados en el Hospital Son Espases, el doctor Julio Velasco, coordinador de trasplantes, explicaba que la muerte debe producirse en el hospital. El paciente, dice el artículo, entra por sus medios, consciente, respirando, y se le da una habitación individual en una planta convencional, normalmente relacionada con su patología. Se busca dar comodidad al paciente, tiempo y espacio para despedirse.

Tampoco demasiado tiempo, se entiende, porque el hospital no es un hotel.

El veneno letal lo aplica el responsable de la eutanasia, que suele ser un médico de Atención Primaria. El equipo de trasplantes y donación entra luego. "Nosotros siempre entramos detrás", detalla la directora médica de la ONT, Elisabeth Coll, como destacando que ellos no hacen eutanasias, sólo recogen órganos. Aclara que "hay unas recomendaciones estatales pero en cada hospital se hace una manera". Eso explicaría la variante que comentaba Domínguez-Gil: dormir al donante en su casa pero matarle en el hospital, con los recogedores de órganos esperando en la puerta.

Matar al enfermo con eutanasia es "una nueva línea de crecimiento"

Entrevistada en enero de 2023 en El Mundo, Domínguez-Gil señalaba directamente que "la ley de eutanasia ha abierto una nueva línea de crecimiento" en el número de donaciones.

"En el caso de la eutanasia adquiere una dimensión extraordinaria, se trata de atender el deseo de una persona que se ha enfrentado a una decisión tan complicada como la de solicitar esa prestación y tiene esa generosidad de ser donante de órganos", insistía, alabando al eutanasiado.

El nuevo protocolo de la ONT, admitía su dirigente, existe "sobre todo para responder al deseo de esas personas que querían donar, por lo que el proceso está orientado hacia el paciente que se va, no hacia el que necesita el trasplante".

Mientras los expertos en deontología del Colegio de Médicos de Madrid piden multiplicar los controles en las donaciones por eutanasia, no parece que la ONT vaya a encargarse de ello, en parte por falta de personal. Como decía su directora, la tarea de la ONT "significa inclusión de datos en los sistemas de información, vigilancia de los procedimientos, reporte de resultados postrasplantes... Todo va sumando trabajo y, sin embargo, la estructura en cuanto a recursos humanos está exactamente igual que estaba hace 10 años". No hay personal ni mucha conciencia, así que parece que nadie creará la figura del "Preventor de Coacciones" ni nada similar en la ONT.

En junio de 2023, entrevistada en Redacción Médica, la directora de la ONT insistía en alabar a los eutanasiados por su "valentía". "Sabíamos que los pacientes que solicitan la prestación de ayuda para morir iban a solicitar también ser donantes. Nos preparamos para ello y a raíz de todas las solicitudes que efectivamente empezamos a recibir, fuimos desarrollando todo un protocolo nacional, y la verdad es que es un programa que nos genera también un aprendizaje continuo de estas personas por su valentía".

¿Quién controla a los eutanasiadores? ¿Y lo que se hace con los órganos de los eutanasiados? El protocolo de la ONT plantea numerosas dudas a los expertos en bioética. (Foto de SJ OBjio para Unsplash)

Tráfico de órganos, eutanasia y países pobres

En la misma entrevista recordaba que según la Declaración de Estambul sobre tráfico de órganos, la Asamblea Médica Mundial y recientes modificaciones del Código Deontológico español "al profesional sanitario se le debe generar la obligación de notificar casos sospechosos o confirmados de tráfico de órganos, incluso en contra del deber de secreto profesional", si bien aseguraba que "en España no hay problemas de tráfico de órganos, estamos muy blindados frente a este tipo de delitos por nuestro Código Penal, por nuestra forma de funcionamiento y sobre todo, porque tenemos la mejor fórmula para prevenirlo, que es que nuestros pacientes acceden al trasplante y no se ven forzados a implicarse en ningún tipo de actividad delictiva".

Pero a nivel internacional, calcula que "hasta un 5 o 10 por ciento de los trasplantes que se hacen en el mundo podrían ocurrir en el contexto de algún tipo de compraventa de órganos, pero no existe una medición real".

¿Qué pasaría si se aprueba la eutanasia y su cosecha rápida de órganos en países donde el acceso a los trasplantes es más difícil y depende del dinero?