El mundo sigue asombrado por la novedad absoluta que significa tener dos Papas en Roma, y además que se lleven muy bien, no como en los lamentables incidentes del cisma de Occidente en el siglo XV, cuando hasta 3 contendientes aseguraban ser el único Papa verdadero.

Es cotidiano que un anciano telefonée a un viejo amigo para felicitarle la Navidad: lo que nunca se ha visto antes es que un Papa telefonée a otro con ese fin. 

Pero así ha sucedido estos días en el Vaticano, según explicó el jefe de prensa vaticano, el padre Federico Lombardi. El Papa Francisco llamó por teléfono a su predecesor, el Papa emérito Benedicto XVI, para desearle una feliz Navidad. 

Una llamada que se produjo el martes 17 de diciembre y en la que, según Lombardi, ambos pontífices mantuvieron una conversación en la que "intercambiaron saludos y expresaron sus buenos deseos de cara a la próxima Navidad".

No es la primera vez que el pontífice argentino se pone en contacto con Joseph Ratzinger por teléfono.

El pasado 19 de marzo, el papa argentino llamó a Ratzinger para felicitarle por su onomástica y para manifestarle su gratitud y la de la Iglesia por su servicio, un mes después de su renuncia al pontificado.

Desde esta renuncia, el pasado 11 de febrero, y después de dos meses en el palacio pontificio de Castel Gandolfo (sur de Roma), el papa Benedicto XVI se aloja en el monasterio "Mater Ecclesiae" en los Jardines del Vaticano, a pocos metros de la residencia de Santa Marta, que acoge al actual pontífice.

Aunque poca distancia les separa, Benedicto XVI se mantiene en un plano retirado, dedicado a la oración, aunque en alguna ocasión ha sorprendido al responder correspondencia detallada y argumentada, como la de un escritor ateo al que quiso refutar con firme cortesía en un largo escrito.