El 13 de julio de 1936, hace ochenta años, fue asesinado José Calvo Sotelo, jefe de la oposición parlamentaria, por militantes socialistas y miembros de la escolta del presidente del PSOE, Indalecio Prieto. El crimen en sí y la pasividad ante él del gobierno del Frente Popular fueron decisivos para el alzamiento del 18 de julio, que desembocaría en una Guerra Civil de tres años.

La trascendencia de la muerte de Calvo Sotelo, nacido en Tuy en 1893, ha difuminado la biografía previa de un hombre que a los 43 años acumulaba una brillante biografía política, sobre todo como ministro de Hacienda entre 1925 y 1930, periodo durante el cual creó el Banco Exterior de España y la empresa petrolífera Campsa.

Era, además, un político católico y un hombre de fe, como argumenta el historiador Alfonso Bullón de Mendoza, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad CEU San Pablo.


Alfonso Bullón de Mendoza es autor de la biografía José Calvo Sotelo (Ariel) y editor, junto a Esperanza Carpizo Bergareche, de los nueve tomos de sus Obras Completas (Actas).


-Calvo Sotelo era odiado por su condición de líder monárquico y por sus intervenciones parlamentarias. Indudablemente el odio estaba en relación directa con la ideología de la que hacía gala, entre la que ocupaba un papel destacado la defensa de los derechos de los católicos. De hecho Calvo Sotelo recibió inicialmente como un mal con el que había que resignarse la llegada de la República, y no se movilizó contra ella hasta la quema de conventos de mayo de 1931 y el contenido antirreligioso de la constitución del mismo año.


El profesor Bullón de Mendoza considera a José Calvo Sotelo "un hombre de dimensión excepcional" en cuanto "jurista de primera fila, diputado ágil y excelente orador" y "hombre vital y apasionado en un tiempo convulso de España".


-Tenía, según declaración propia, “la fe del carbonero”. Y le gustaba añadir: “¿Acaso hay otra?”. El domingo 12 de julio de 1936, el día antes de su muerte, asistió a misa en la Iglesia de la Concepción.


-Calvo Sotelo estudió Derecho en la Universidad de Zaragoza, donde había un núcleo importante de profesores comprometidos con el catolicismo social, y fue reportero de El Noticiero, que se movía en la misma órbita. Su ideal económico, mucho más moderno que el de la mayor parte de sus correligionarios, era un capitalismo atemperado por el catolicismo. Dentro del maurismo, donde militó en sus primeros años, se implicó especialmente en la mutualidad obrera.




-Mantuvo contactos tanto con Ángel Herrera Oria y los propagandistas, por más que no militara en la ACNdP, y también con los carlistas, que no hay que olvidar que eran los otros grandes defensores del catolicismo social.


-La atribución a la Pasionaria de haber exclamado en uno de los debates parlamentarios en que intervino Calvo Sotelo: “Este hombre ha hablado por última vez” tiene su apoyo más sólido, desde mi punto de vista, en unas declaraciones hechas por Josep Tarradellas a Pilar Urbano en 1985 y publicadas en la revista Época, en que recordaba haber oído la amenaza. Ahora bien, no hay que olvidar que Calvo Sotelo fue asesinado por militantes del PSOE, y no del PCE, por lo que la declaración de la Pasionaria no pasa de ser una expresión de malas intenciones.


-Creo que cuando Calvo Sotelo abandonó su casa tenía motivos para pensar que aquello era una detención ilegal y que podía acabar muy mal (¿qué sentido tenía en caso contrario haber arrancado el teléfono para impedir llamar a la Dirección General de Seguridad?). Pero tratar de resistirse no hubiera servido de nada, a no ser para que le golpearan delante de su familia.


El jefe de la oposición, asesinado impunemente por militantes del partido en el gobierno: las últimas sombras de legalidad se esfumaban en la madrugada del 13 de julio.




-El asesinato de Calvo Sotelo, y esto suele olvidarse, no fue obra de la Guardia de Asalto, cuyos policías asistieron como comparsas, sino de pistoleros del PSOE. El jefe de la expedición que le sacó de su casa era Fernando Condés, capitán de la Guardia Civil e instructor de la Motorizada, nombre que recibía la escolta armada de Indalecio Prieto. Quien le pegó el tiro fue Luis Cuenca, guardaespaldas de confianza de Prieto. De lo que sí se puede acusar al Gobierno es de que, sabiendo quiénes habían cometido el crimen, no se tomara en serio su captura. Una reacción inmediata ante el magnicidio pudo haber sido la señal que muchos esperaban para no sublevarse. Entre ellos, Francisco Franco. Lo que si es digno de destacar es que Calvo Sotelo siempre pensó que sería asesinado por las fuerzas del orden, y que por ello se negó a tener escolta armada, pues el enfrentamiento entre las fuerzas de seguridad y jóvenes ilegalmente armados tan sólo hubiera servido para legitimar su muerte.


-No tuvo tiempo de prepararse de forma especial para la muerte. El disparo le cogió por sorpresa cuando estaba sentado dentro de la camioneta número 17 de la Guardia de Asalto, y en principio nadie piensa que le vayan a pegar un tiro dentro de una camioneta descapotable. Sí es cierto, sin embargo, que sabía que podían asesinarle en cualquier momento, y por tanto debía tener una preparación genérica para tal eventualidad.