Marc y Florence de Leyritz fueron el único matrimonio auditor en el último Sínodo de Nueva Evangelizacion. Tienen 5 hijos, vienen del mundo de la empresa, han sido promotores de Cursos Alpha de Evangelización en Francia y ahora apoyan su implantación a nivel internacional. Han fundado una plataforma para dar herramientas de avivamiento pastoral a sacerdotes y obispos llamada “Pastores según mi corazón”. Marc habla bien español y ha trabajado en distintos lugares de Hispanoamérica.

En el ENE 2015 (www.encuentroene.com), el Encuentro de Nueva Evangelización más influyente de España, celebrado el pasado fin de semana en Astorga, han explicado las “5 vitaminas que necesita el Cuerpo de Cristo para crecer” y cómo puede aplicarse en la vida personal y en las parroquias o diócesis.


Tanto la persona como la parroquia requieren oración, alabanza, adoración, liturgia… “Nuestras comunidades han de permitir que en la oración se sienta, que se experimente, a Dios. Que nuestra oración colectiva, sea con gregoriano o con guitarra eléctrica, muestre al visitante que se percibe la presencia de Dios”.


Para evangelizar y para crecer espiritualmente, el individualismo es malo, y la comunidad es buena, incluso imprescindible. “En Francia somos muy individualistas y eso es malo para crear comunidad cristiana”, advierte Marc de Leyritz. “Hay estudios que señalan que las comunidades religiosas que crecen son aquellas que generan amistades: eso es clave. Estas comunidades han de estar abiertas a la amistad con recién llegados. Conozco docenas de personas que dicen: ‘hace 10 años que estoy en esta parroquia y nunca nadie me ha saludado’. ¿Sólo en Francia pasa eso?”


Dios ha repartido sus dones y carismas, sus talentos, para que cada cristiano los ponga al servicio de los demás. Eso incluye servir desde la caridad y la cercanía, como Cristo que era cercano y caritativo, y que aún hoy “nos busca en un encuentro y un trato personal”. Este servicio necesita detectar en nosotros los dones espirituales: “los describe Pablo en 1 Corintios y en Romanos capítulo 12 y cada uno tenemos uno o varios para ayudar a construir el Cuerpo de Cristo. El problema es que en muchas comunidades desconocen qué dones tienen sus integrantes. Los líderes y los sacerdotes deberían ayudar a discernir esos dones y ponerlos a trabajar”.


Jesús ordenó: “Id y haced discípulos”. Hacer discípulos es discipular, formar cristianos maduros. “Si los parroquianos no cambian y maduran en su fe con los años, no hay discípulos, no hay crecimiento en la vida cristiana”, denunció Marc de Leyritz. Cada parroquia o grupo debería plantearse si está haciendo discípulos, como pide Cristo, o meramente ofrece servicios y atiende a “consumidores de productos religiosos”.


Como dejó ya claro Pablo VI en Evangelium Nuntiandii, “la Iglesia existe para evangelizar”. Evangelizar no es una cosa más que hacen algunos, sino la razón de ser de la Iglesia, y todo en ella, y en cada comunidad, parroquia, grupo, debe supeditarse a evangelizar. Lo que dificulte la evangelización debe retirarse. Los evangelizadores han de contagiar la salvación en Cristo.


Florence y Marc de Leyritz con el Papa Benedicto XVI en el Sínodo de Nueva Evangelización, donde participaron como auditores con una ponencia


En sus viajes, y hablando con docenas de obispos y cientos de sacerdotes, Marc y Florence de Leyritz han constatado que la Iglesia ha ido adquiriendo conciencia de que su debilidad no estaba en los enemigos externos (el mundo, la sociedad consumista, el materialismo, etc…) sino que era una debilidad interna. “Benedicto XVI en su discurso en Alemanía decía que los adversarios de la iglesia no están fuera, sino dentro, ‘son los cristianos tibios’, dijo”. Cuando a Madre Teresa le preguntaron qué había que cambiar para mejorar la Iglesia, dijo: ‘Usted y yo’.”

Francisco en su discurso a los obispos latinoamericanos del CELAM pide renovar la Iglesia y salir al encuentro de la gente. Él, a la renovación, la llama “conversión pastoral”, la explica en los documentos de Aparecida y después en Evangelii Gaudium la detalla más. “Esa encíclica es un libro de referencia para leer en parroquias, comunidades”, insiste Marc.

En Brasil, el Papa dijo a los jóvenes: “Quiero lío en las diócesis, quiero que se salga a la calle, quiero que se salga de lo que sea comodidad, de la mundanidad, del clericalismo, de estar cerrados en nosotros mismos… Los colegios, las parroquias, están para salir, si no salen se convierten en ONG. ¡Hagan lío!”, parafraseó De Leyritz.

“Lo que pide el Papa es un cambio muy grande en nuestras parroquias y en las relaciones. Este cambio es un lío, como avisa el Papa. No hay que asustarse, sino quererlo”, propone Marc de Leyritz. Y añade: “Francisco describe la Iglesia que quiere como una ‘comunidad de discípulos misioneros’. Yo la llamo una ’iglesia provocativa’, en el sentido de que provoca preguntas. Como en elprimer siglo, la gente mira a esas comunidades y se preguntan “¿por qué se aman así?”


Hace 5 años, Marc y Florence crearon una estructura para ayudar a los sacerdotes, y luego a los obispos, a juntarse para reflexionar y empezar a aplicar el “cambio pastoral” que pide la Iglesia, la plataforma “Pastores Según mi Corazón” (www.despasteursselonmoncoeur.fr)

“Dos cosas rompían nuestro corazón hace 5 años”, explicó Florence, que tiene mucha experiencia como coacher empresarial. “Veíamos que nuestros amigos curas con los que llevábamos 15 años trabajando, personas que habían tenido gran ardor, en 10 o 15 años se agotaban, por soledad y por cansancio. Les costaba cada vez más mover a sus parroquias, relacionarse con sus laicos, con sus obispos… Otra cosa triste era ver que costaba mucho convencer a los sacerdotes para que implantasen Cursos Alpha en sus parroquias, incluso cuando veían que se producían conversiones. Un cura que había usado Alpha, y ahora tenía una gran parroquia en París, nos dijo: ‘tengo 150 actividades en la parroquia, querría ofrecer Alpha, pero no puedo hacer 151 actividades’. Y sufría porque tenía corazón de apóstol”.

“Pastores Según mi Corazón” defiende la siguiente tesis: “el líder cristiano, desde una visión dada por Dios, ejerce influencia en una parte del pueblo de Dios, y juntos intentan algo humanamente imposible; ese líder sufrirá pruebas mediantes las cuales Dios le hará crecer. Ese líder, además, formará nuevos líderes cristianos. Con esa definición trabajamos con obispos y sacerdotes con un curso”.


El programa de “Pastores Según mi Corazón” persigue 4 objetivos:

1- Conocerse mejor para servir mejor: “qué dones te ha dado Dios, qué llamada –santa insatisfacción- te ha dado Dios; qué fuerzas y debilidades tienes, cómo vives las ‘5 vitaminas’ que hemos comentado”…

2- Cómo dar una visión a la parroquia, “porque si el pueblo no tiene visión perecerá” (Proverbios 18)

3- Cómo formar equipos según los dones que Dios da a la gente, no según las necesidades de la organización

4- Como afrontar las crisis en la iglesias: lograr la conversión pastoral, de estructuras y de personas…

“Nosotros queríamos empezar a dar el curso a obispos, por eso de que para barrer una escalera hay que empezar por arriba”, explicó Florence. Pero los obispos, muy interesados, nos dijeron: ‘vayan empezando con sacerdotes’. Empezamos con 35 sacerdotes, luego eran 50, luego 100, y ya con 150 sacerdotes algunos obispos decidieron probar. Has de lograr que sacerdotes, laicos y obispos se relacionen entre ellos. Tenemos dos angulos: uno teológico-bíblico, y otro de coaching (yo soy coacher profesional), con técnicas para cambiar, crecer y aprender”.

“Buscamos detectar esa santa insatisfacción del pastor y evangelizador, y también buscar el grito del pueblo, qué clama la gente, no sólo la de la parroquia, también la gente de fuera de la parroquia… y también detectar qué desea Dios para nosotros. Esa intersección es lo que nuestra Iglesia debe trabajar. Ese proceso te ayuda a crear la comunidad”, insiste Florence.


Florence de Leyritz habla en el ENE 2015


Muchos curas o líderes pueden decir, desanimados, que “en mi parroquia no querrán cambiar nada, creen que ya están bien, aunque nuestro pueblo sea de 20.000 personas y a misa vengan sólo 200”. Otros detectan que su parroquia nunca se dejará transformar por un cura nuevo o equipo de recién llegados con ideas novedosas.

Un punto fuerte de Florence es que tiene todo un arsenal de técnicas para lograr que sean los propios parroquianos los que se convenzan de que hay que cambiar la parroquia y se entusiasmen con ello.

Por ejemplo, “a veces enviamos a 100 parroquianos a que hagan la prueba ellos mismos, que salgan a la calle y paren a los vecinos planteando: ‘estamos haciendo una encuesta, ¿por qué cree usted que la gente no va a la Iglesia, qué cree que buscan las personas hoy, qué haría falta para que usted acudiese a la parroquia?’” Cuando los parroquianos vuelven con las respuestas les hacen debatirlas y comentarlas entre ellos. Eso despierta su deseo de cambio para llegar a los alejados.

Otro ejemplo: se puede convocar a los parroquianos y sentarlos en grupitos pequeños, de 5 o 6 personas, y pedirles que den una puntuación a su parroquia en las ‘5 vitaminas”: ¿qué nota le pondríamos a la parroquia actualmente en A-Alabanza? ¿Y en B-Buena comunidad? ¿Y en C-Carismas y Caridad? ¿Y en D-Discipulado? ¿Y en E-Evangelización? Los propios parroquianos, sin que nadie se lo diga, se darán cuenta que su parroquia probablemente es bastante eficaz –aunque sea mejorable- en el culto y en Cáritas, pero no hace casi nada en evangelización y nada de nada en discipulado. Una vez ellos mismos lo admitan, se puede empezar a trabajar para corregir el “déficit en esa vitamina”. Sin las 5 vitaminas, el cuerpo enferma.