Pocos días después del brutal atentado contra una iglesia copta que dejó diez muertos y decenas de heridos, de nuevo los cristianos han sido víctimas de otro ataque en Egipto. El día 1 de enero un atacante mató a tiros a dos hermanos cristianos coptos en una licorería en el barrio de Guiza, al oeste de El Cairo.

Fuentes locales que recoge Asia News afirman que un hombre con el rostro cubierto y armado con un fusil abrió fuego desde el exterior del edificio. Los proyectiles alcanzaron y dieron muerte a los dos hermanos cristianos, amigos del propietario de la tienda de bebidas alcohólicas, donde estaban festejando el Año Nuevo.

Tras el ataque, el asaltante volvió a subir a su motocicleta haciendo que se perdiera su pista.  El atentado aún no ha sido reivindicado, y no queda claro si el agresor atacó el negocio porque el mismo distribuye alcohol –práctica ilegal en Egipto, excepto en negocios con licencias especiales que lo habilitan- o porque el propietario era copto. En tanto, en los medios circulan fotos del cadáver de una de las víctimas, cubierto de sangre.  


Al ser entrevistadoel sacerdote Rafic Greiche, portavoz de la Iglesia católica egipcia, se refirió a “ataques dirigidos” por parte de los extremistas, que van en “aumento”. Sin embargo, el sacerdote agrega que “no se trata de grupos u organizaciones como Daesh [acrónimo árabe para el EI]” que, si fuera el caso, atacarían con “más hombres y para perpetrar matanzas de mayor calibre”. Él habla, más bien, de “asaltantes individuales”, de lobos solitarios, que “han sufrido un lavado de cerebro” y atacan a los cristianos “por considerarlos infieles”.  

“Podemos ser atacados, y esto puede suceder en cualquier momento”, afirma el padre Rafic. Sobre todo, “en las zonas más pobres”. “Estos atentados –concluye- más que una amenaza a los cristianos, representan un mensaje intimidatorio dirigido al gobierno y al presidente al-Sisi. Se lo culpa de ayudar a los cristianos, favoreciendo la construcción de nuevas iglesias o promoviendo una política de mayor tolerancia. Hoy, el presidente ha concedido la ciudadanía a nuestro patriarca, que fue obtenida tres semanas antes de cumplirse los dos años, que es el tiempo que requiere la tramitación” desde su inicio.

En una nación de casi 95 millones de personas, en su gran mayoría musulmanas, los cristianos coptos constituyen una minoría consistente, equivalente al 10% de la población total. En el último año, el país ha registrado una serie de atentados sangrientos, que han afectado a la comunidad cristiana y han provocado cientos de víctimas. La escalada de violencia incluso hizo temer que se cancelara el viaje apostólico del Papa Francisco a Egipto, realizado en el pasado mes de abril. Sin embargo, el pontífice ha respetado el programa, reuniéndose con el presidente de la República, con el gran imán de Al-Azhar y celebrando una misa frente a decenas de miles de fieles.

El 29 de diciembre pasado, lo terroristas atacaron la iglesia copta de Mar Mina (San Menas), en Helwan, un suburbio al sur de El Cairo. En el ataque llevado adelante por dos terroristas armados, fueron muertas cuando menos 10 personas y hubo una veintena de heridos. Las celebraciones por la Navidad católica se desarrollaron con normalidad; ahora la atención se centra en los ritos coptos, que festejan el nacimiento de Jesús el próximo 7 de enero, y hay elevado peligro de que se produzcan atentados o hechos de violencia. 


En tanto, surgen nuevos detalles sobre el atentado a la iglesia copta perpetrado a fin de año, reivindicado por el Estado Islámico. Según testigos locales, habrían sido residentes y fieles –y no la policía, como se había afirmado en un principio- los que impidieron que el saldo fatal fuese más elevado. En particular, un hombre de 53 años –habitante de la zona- habría logrado bloquear a uno de los asaltantes mientras éste estaba recargando su fusil automático, salvando la vida de decenas de personas; otros lanzaron piedras contra el segundo asaltante, que se dio a la fuga. 

El ataque duró más de 20 minutos y transcurrieron 10 minutos más antes de que las fuerzas del orden intervinieran en el lugar, logrando capturar al segundo atacante. Los fieles dentro de la iglesia bloquearon las entradas del edificio, para impedir que los asaltantes pudieran irrumpir en el interior. Por último, fuentes locales informan que se está dando una creciente “solidaridad” entre cristianos y musulmanes, unidos ante la amenaza extremista.