Diez personas han resultado muertas y cinco heridas tras un atentado contra la iglesia copta de Mar Mina, en el barrio de Heluán (El Cairo, Egipto). 

Dos terroristas que, según algunas fuentes, llevaban también explosivos, abrieron fuego contra el interior del templo, asesinando a uno de sus guardianes y a cinco fieles, tres hombres y dos mujeres. Los defensores de la iglesia consiguieron sin embargo frustrar la continuidad del ataque, y en el tiroteo abierto entre ellos y las fuerzas de seguridad que se encontraban en el exterior falleció uno de los criminales, consiguiendo huir el otro, posteriormente detenido. También han muerto tres policías.

La seguridad de las iglesias cristianas ha sido reforzada en Egipto ante la cercanía de la Navidad copta, el próximo 7 de enero. Desde diciembre de 2016, un centenar de cristianos coptos han sido asesinados en atentados yihadistas, la mitad de ellos en los atentados del Domingo de Ramos en la iglesia de San Jorge, en Tanta, al norte de El Cairo, y en la catedral de San Marcos, en Alejandría. Semanas después los islamistas causaron otra treintena de muertos al ametrallar un convoy de autobuses de peregrinos.

Esta hostilidad no está arredrando a los cristianos. Antes al contrario, aumentan las conversiones: “No quiero decirlo con ánimo de presumir pero, tras estos atentados, no sabría deciros cuántas personas se han convertido al cristianismo. Son personas que quizá se preguntaban por el sentido de la vida y de la fe y, después de estas agresiones, han decidido convertirse”, afirmó en noviembre el patriarca copto-católico de Alejandría, Ibrahim Isaac Sidrak.