El 16 de septiembre unos hombres armados entraron en la parroquia de Santa María, en la aldea de Nchang, en Camerún y secuestraron a 5 sacerdotes, una religiosa y tres laicos. Después, incendiaron el templo.

Los secuestradores han pedido dinero a la Iglesia a cambio de dejar marchar a los cautivos. Nunca había sucedido algo así en Camerún, y la Iglesia no quiere crear precedentes: si se pagara, más desalmados podrían recurrir a esa forma de conseguir dinero y crear un negocio de secuestro de religiosos o feligreses.

Los secuestradores primero exigían 100.000 dólares; luego lo rebajaron a 50.000. “No pagaremos ni un céntimo”, ha anunciado públicamente el Presidente de la Conferencia Episcopal de Camerún, Andrew Nkea Fuanya, Arzobispo de Bamenda. La razón, la deja clara: “Crearía un peligroso precedente”.

El arzobispo Nkea confirmó que también hay al menos un factor político en el ataque: se trata de los localmente llamados "Amba Boys", separatistas anglohablantes, contrarios a la unidad con el resto del país, mayoritariamente francófono, y declararon que quemaron la parroquia porque, según ellos, la Iglesia no apoyaba su lucha.

Los sacerdotes secuestrados son el P. Emmanuel, el P. Bernabé, el P. Cornelio, el P. Elías y el P. Job-Francis. Además de los cinco sacerdotes, han sido secuestradas la hermana Jacinta y tres fieles laicos: la señora Kelechukwu, el señor Nkem Patrick y una joven, Blanch Bright.

El obispo de Mamfe, Aloysius Fondong Abangalo, visitó la parroquia incendiada. También constató, y criticó, que algunos jóvenes de la aldea se unieron a los Amba Boys.

El portavoz de la Conferencia Episcopal de Camerún, el padre Humphrey Tatah Mbuy, ha subrayado que “ha habido secuestros de religiosos en el pasado, pero se ha tratado de casos aislados. Un ataque de este tipo parece planeado, con la iglesia quemada y nueve secuestrados. Es un caso sin precedentes”, detalla.

En 2017 fuerzas de la región anglófona en el noroeste y suroeste de Camerún se declararon independientes con el nombre de República Federal de Ambazonia, sin reconocimiento por parte de ningún país. Desde entonces, llevaron a la lucha armada lo que hasta entonces eran solo protestas pacíficas. Un 20% de la población de Camerún vive en las regiones anglófonas. Se calcula que desde 2017 esta guerra ha causado la muerte de más de 4.000 civiles y quizá unos 2.000 combatientes.