“El estado ya no existe. La única institución que funciona es la Iglesia Católica. De hecho, los desplazados están viviendo en las parroquias católicas”, dice Samuel Kleda, arzobispo de Douala y presidente de la Conferencia Episcopal de Camerún, en una entrevista con “L´Effort Camerounais”, la revista de los obispos de Camerún, acerca de si viaje a la República Centroafricana.

Kleda ha visitado el país vecino para “mostrar la solidaridad a los hermanos de la República Centroafricana, haciéndoles sentir que no están abandonados. He traído los frutos de las colectas especiales realizadas en las parroquias de Camerún para que los cristianos y los pastores puedan satisfacer las necesidades de miles de personas desplazadas acogidas en las instituciones católicas”.



Desplazados que se refugian en una iglesia al norte de Bangui

El Arzobispo de Douala se ha reunido con Dieudonné Nzapalainga, arzobispo de Bangui y Presidente de la Conferencia Episcopal Centroafricana, a quien ha expresado la solidaridad de la Iglesia de Camerún, y señalado que el arma principal de los cristianos es la oración.

El país se encuentra sumido en el caos después de la expulsión de los rebeldes Seleka y de la violencia cometida por las milicias anti-Balaka, grupos que nacieron como milicias de autodefensa y ahora se han convertido en bandoleros y saqueadores.

Según Kleda “es muy peligroso hablar de guerra confesional en Centro-áfrica”. Kleda señala que no hay casos de conversiones forzadas, sino que es una mera guerra de depredadores, con los rebeldes Seleka (de los que Kleda dice “no creo que sean musulmanes devotos”), y ahora de las milicias anti-balaka (“no creo que sean cristianos devotos, ya que usan amuletos para protegerse de las balas”, dice el obispo Kleda).



Refugiados musulmanes acogidos en los terrenos de una parroquia católica realizan sus oraciones diarias

“Decir simplemente que en Centro-áfrica hay un grupo de cristianos en lucha contra un grupo de musulmanes es muy peligroso y puede ayudar a dividir al país e incluso a crear problemas en la región”, concluye el arzobispo.



Camerún comparte una frontera con el norte de Nigeria, donde la secta islamista y terrorista Boko Haram actúa (se supone que han secuestrado a dos sacerdotes italianos y una religiosa de Canadá en el norte, en la zona de Maroua), y otra frontera al norte con la República Centroafricana. Las palabras de Mons. Kleda son, por tanto, una advertencia para asegurar que la inestabilidad de este último país no se propague a toda la región.