796. 27 de noviembre de 1939. Adviento. "Tú sabes que en el Cielo no hay lugar para ninguna
mancha ni imperfección. Vivamos pues justos, Mi Gabriela, como medio de reparación, de
suplicación, de conversión. Hazme ininterrumpidamente compañía. Sería tan triste que Yo
estuviera en ti y tú no Me respondieras. Yo nunca te dejo sola. Te habito. Tú también, no Me
dejes nunca solo en tu corazón."

797. 28 de noviembre. En Notre Dame, después de comulgar. "Hoy pondrás especial atención a tu lengua. Recuerda la Escritura que dice que 'el que no peca con la lengua es un varón perfecto'. Busca esta perfección con amor y con deseo de agradarme. ¡Cómo Me gustaría ver perfecta a una pequeña tan querida! Cuando llegue el medio día, examina cómo te fue. "Anímate a vigilarte en todo. Debes vigilar tu Cielo por encima de tus ocupaciones de la Tierra. "Cuando eras chica dormías en la cama de tu mamá. Yo te había dicho: 'Cada noche Me contarás cómo fue tu día y tú habías rechazado este pensamiento creyendo que era nada más tu imaginación. ¿Lo recuerdas?"
Yo: "Señor, ¡cuánto más cerca de Ti me encontraría yo hoy si hubiera buscado esta cercanía todos los días de mi vida!" El:"Pero ya repondremos el tiempo perdido..."

798. 29 de noviembre. "Encomiéndame en tu corazón a todos aquellos que no viven en Mi Amor.
Y cuando suenen las tres, recuérdame con una palabra de amor."