1502. 14 de marzo. Hora Santa.

Aun cuando no comprendes bien ahora el alcance de todo lo que con tanto Amor te digo, quiero decírtelo, porque llegará un día, una hora, una circunstancia en que tus ojos se abrirán al sentido oculto de Mis Palabras; entonces, tu alma tendrá la fuerza toda que hay en Ellas.

Aun cuando tú ahora no puedes imaginar todo el Amor que Yo pongo en palabras que usa
todo el mundo. Yo quiero dártelo; porque en un momento posterior, que bien podría ser el
momento de tu muerte, podrás apoyarte en El con inmensa complacencia e inmolarte con
alegría.

Yo no retengo nada de lo que pueda hacerte algún bien. Tú eres Mi pequeña hija y
esposa, Mi otro Yo y no debes abrigar temor alguno de escribir una cosa semejante. ¿Acaso no hay en todo cristiano una prolongación Mía? Yo quiero mantener Mi Fuego en ti; no para que tú ardas sola, sino para que propagues ese incendio secreto. ¡Cuán grande será la Gloria que Mi Padre reciba!

Ten confianza. ¿Sabes? La confianza está en una línea directamente, opuesta a la desesperación que Me deshonra. Nunca te excederás en ella, así es de grande lo que Yo espero de vosotros.

De igual manera, esa amabilidad que tanto te he recomendado para con los otros, te será muy dulce si Me la diriges interiormente a Mí, que Soy tu más hermoso Amor. Y en eso también, no temas propasarte; los corazones se abrirán ampliamente.

Tu viaje continúa: arroja lastre. Quiero decir que nada retenga ya tu ser. Descárgate, aligéra-te, para que puedas subir. En un encuentro de dos, ambos se acercan sobre el camino. ¿Te gustaría  que fuera sólo Yo Quien recorriera el trayecto? No te prives del placer de ganar tiempo y llegar a la cita con algo de anticipación. Y no Me prives del placer de saber que Soy esperado.

 

  

 Gabriela Bossis (1874-1950) fue la menor de cuatro hijos en una familia católica francesa que la educó cristianamente. Se diplomó en enfermería y sirvió como tal en las misiones de Camerún, por lo que fue condecorada. Fue una persona abierta y comunicativa muy entregada a Cristo, pero que no sintió la vocación religiosa. En 1923 escribió su primera comedia, alcanzó celebridad por obras entretenidas y edificantes que se estrenaron en  numerosos países, incluso interpretando ella algún papel. En 1936 comenzó a transcribir sus diálogos con el Señor, una experiencia mística que vivió durante años. Fue dirigida espiritualmente por varios sacerdotes, que dieron luego testimonio de su paz interior. En uno de sus cuadernos escribe las siguientes palabras que escuchó de Cristo: "Tú has estado siempre bajo mi dirección". Todos esos escritos se agruparon en volúmenes agrupados bajo el título Él y yo. Murió después de experimentar durante varios meses dolencias respiratorias y pérdida de visión, que sobrellevó con el mismo espíritu de conformidad con la voluntad de Dios que guió toda su vida.