980. 12 de septiembre. Le Fresne. Hora Santa. "No llegues nunca hasta el fin de una satisfacción; resérvame una parte por el sacrificio. Mi Parte, ¿sabes? Porque somos dos y llevamos una vida secreta. Si tú lo tomaras todo, ¿cual sería Mi Parte? Estarías sola contigo misma. Evítalo. Que Dios esté con vosotros. De otra manera, Me fuerzas a mirar desde afuera lo que haces, sin entrar en ello.
¡Oh, este deseo de Unión que tengo en Mi eterno Amor! Yo recomienzo Mi Vida sobre la Tierra con cada uno de vosotros; vuestra vida la hago Mía... claro, si vosotros Me invitáis. ¿Recuerdas cómo caminaba Yo con los discípulos de Emaús? Así con vosotros: voy por el mismo camino, el camino que os escogí desde toda la Eternidad, en esta familia, en este país. . Soy Yo Quien os ha puesto ahí, con un Amor particular. Vivid pues en ello con Fe, pensando que os ganáis el Cielo con este corto pasar por el tiempo Caminad en este trayecto con un vivo deseo de responder a Mi Cariño, con una impaciencia constante de llegar por fin a conocerme; a Mí, vuestro amante Salvador. "Os he tenido desde la Eternidad en Mi Pensamiento, ¿no es justo que el vuestro esté lleno de Mi? Pero vosotros, Mis pequeños, no sois fáciles para el agradecimiento.''

Yo: "Señor, ¿podemos siempre reparar, aun esas faltas que no conocemos, pero que Tu delicadeza ve? El: "¡,Sabes que Mi Misericordia es capacísima de hacer que un solo acto de amor repare una vida entera? ¿Sabes hasta dónde puede impresionarme una sola mirada vuestra humilde y cariñosa?
Yo Soy sensible a todo grito que sale de un corazón. "Algunas veces Me estoy ahí, dispuesto, aun antes de que vosotros Me llaméis. ¡Cuántas veces has creído que un peligro pasaba por sí mismo, cuando era Yo el que te defendía! Nada se arregla por sí solo: no olvides nunca que Yo tengo sobre todos vosotros una Providencia vigilante y bondadosa.
"Dame pues las gracias por todos Mis Cuidados Invisibles; Mi Amor lo prevé todo y todo lo hace por vuestro bien.
"Considera Mi Hora de agonía y Mi Búsqueda, infinitamente intensa, de las almas. Soy como un cazador que se hubiera él mismo herido de muerte para atraer mejor las presas que desea. Soy el hombre que ha tomado sobre sí la lepra de los que ama. Todo lo sufrí, todo lo conocí... Y todo lo expié también, Yo, el Puro, el Santo, con aquella Mi Sangre que goteaba sobre el suelo. Entonces, ¡que nadie Me tema, que todos vengan a Mí! El mayor pecador del mundo conocerá la alegría de verse apretado contra Mi Corazón abierto. Pero, que venga sin temor. Es fácil, si piensa más en Mí que en sí. Este será el camino de la paz. Ve, con tu oración, a buscarme pecadores. ¡Anda!"