1487. 27 de diciembre de 1945

Si para llegar a alcanzarme tuvieras que hacer muchos sacrificios, no deberías inquietarte por ello, pues Yo los sufriría en ti. 

Si para amarme te faltaran las palabras, te quedarías silenciosa en Mí y Yo haría la plegaria en ti .
Si tu pensamiento no consigue fijarse en Mí, ve por él apenas caigas en la cuenta de que se te fue y tráemelo con dulzura y sin hacerte reproches. Si Yo soporto eso, ¿por qué no habrías de soportarlo tú?

Santas ocasiones de humildad que no deben faltar jamás a Mi pequeña hija. Yo te veo y sigo todos tus movimientos interiores. Te penetro hasta el fondo y gozo cuando te veo humilde. Que te anime en tu vida interior la idea de que encuentro reposo en tu alma.

Al principio de la Creación, Dios se paseaba en los jardines del Paraíso Terrestre y conversaba
con vuestros primeros padres. Dios con los hombres. Ahora, El es un Dios- Hombre que está en ti y más cerca todavía, pues tomó en Sí mismo la naturaleza humana. ¡Qué Unión, hija! Piensa en ello. Si lo comprendieras mejor, te derretirías de amor.

Yo le dije entonces:  Señor, concédeme la Gracia de comprender mejor.

El repuso: Hoy es la fiesta de San Juan, ruégale que pida esta Gracia para ti. Aun cuando Yo lo abandoné el día de la Ascensión, él continuaba viviendo conmigo hasta el final de su vida terrena. Pídele que te consiga esta dulce fidelidad que le mereció tanta luz. Y luego, ten confianza.

 

 

 Gabriela Bossis (1874-1950) fue la menor de cuatro hijos en una familia católica francesa que la educó cristianamente. Se diplomó en enfermería y sirvió como tal en las misiones de Camerún, por lo que fue condecorada. Fue una persona abierta y comunicativa muy entregada a Cristo, pero que no sintió la vocación religiosa. En 1923 escribió su primera comedia, alcanzó celebridad por obras entretenidas y edificantes que se estrenaron en  numerosos países, incluso interpretando ella algún papel. En 1936 comenzó a transcribir sus diálogos con el Señor, una experiencia mística que vivió durante años. Fue dirigida espiritualmente por varios sacerdotes, que dieron luego testimonio de su paz interior. En uno de sus cuadernos escribe las siguientes palabras que escuchó de Cristo: "Tú has estado siempre bajo mi dirección". Todos esos escritos se agruparon en volúmenes agrupados bajo el título Él y yo. Murió después de experimentar durante varios meses dolencias respiratorias y pérdida de visión, que sobrellevó con el mismo espíritu de conformidad con la voluntad de Dios que guió toda su vida.