1445. 14 de junio.

Yo había recibido la visita de un extranjero y habíamos hablado de Dios toda la tarde.

Me dijo: ¿Por qué habrías de temer ocuparte de Mí y de Mi Reino con los que se te
acercan? ¿Hay acaso un tema de conversación más fascinante? Y además, Yo estoy ahí, en medio de vosotros y actúo en vuestras facultades. ¿No sientes por dentro una dulzura muy especial cuando tratas de encontrarme estando con otros? ¿No crees que Mi Rocío cae sobre vosotros desde Mi Corazón? ¿No te sientes como transportada a otro plano y que el tiempo corrió más aprisa, porque se trataba de Mí? ¿No ves en ello una demostración de que sólo Yo puedo llenar vuestro corazón? ¡Oh, dulces conversaciones, en que el Espíritu habla por vosotros! Agradécele y dile tu amor. Invócalo. Desea, desea.

1446. 20 de junio. Después de la comunión.

¿Has contemplado algunas veces cuál es Mi Riqueza de Amor? Porque Mi Amor tiene mil rostros. Tú crees conocerlo, pero en realidad no sabes nada.

Mi Opulencia sobrepasa toda imaginación. Abandónate al Infinito y cree en medio de las
tinieblas.

   

 Gabriela Bossis (1874-1950) fue la menor de cuatro hijos en una familia católica francesa que la educó cristianamente. Se diplomó en enfermería y sirvió como tal en las misiones de Camerún, por lo que fue condecorada. Fue una persona abierta y comunicativa muy entregada a Cristo, pero que no sintió la vocación religiosa. En 1923 escribió su primera comedia, alcanzó celebridad por obras entretenidas y edificantes que se estrenaron en  numerosos países, incluso interpretando ella algún papel. En 1936 comenzó a transcribir sus diálogos con el Señor, una experiencia mística que vivió durante años. Fue dirigida espiritualmente por varios sacerdotes, que dieron luego testimonio de su paz interior. En uno de sus cuadernos escribe las siguientes palabras que escuchó de Cristo: "Tú has estado siempre bajo mi dirección". Todos esos escritos se agruparon en volúmenes agrupados bajo el título Él y yo. Murió después de experimentar durante varios meses dolencias respiratorias y pérdida de visión, que sobrellevó con el mismo espíritu de conformidad con la voluntad de Dios que guió toda su vida.