116. 7 de mayo. De Sablé a Fresne. "Mira bien los olivares, arriba de Saint Eugene y de Notre Dame des Ravins. Una partida entre el cielo y el mar de una divina dulzura. Mi primavera y alábame. ¡Alábame! ¡Alábame!"

 

117. 8 de mayo. Le Fresne. "Goza de Dios en ti. En el Purgatorio habrá una pena especial para las almas que no hayan buscado este gozo. "Llevar la lámpara del Amor hasta el fondo del alma. Cree todavía más en Mi Amor. Tiende a juzgar más bien en favor que en desfavor, si es que debes absolutamente juzgar. Y no te tomes tanto trabajo en prever, pues Soy Yo quien piensa por ti."

 

118. 12 de mayo. Nantes. Recordándome todas las misas que se han celebrado en la casa de la avenida Launay, me dijo: "Era bien sencillo que Yo viniera allí, pues tú Me habías dado esa casa."
Entonces recordé que un día Le había yo dicho: "Esta casa es de nosotros dos". Yo desconfiaba de mi influencia y creía incluso escandalizar por mi risa fácil, cuando una carta de Africa vino a consolarme. La carta decía: "Me parece que en ciertas creaturas se refleja más que en otras la Presencia de Cristo. Y este reflejo divino, como un imán invisible, atrae las almas. Es un poco el caso de usted." Otro día, en Orán, yo dudaba si debía o no escribir. Entonces la monjita vino a poner sobre la mesa tres lindos cuadernos blancos en un estuche. Era Su Respuesta.