1284. 31 de diciembre de1942. En la iglesia. “Considera y deplora a Mis Pies todos los pecados de debilidad!  ¿Ves lo poco que eres? Cuenta pues con tu gran Amigo y sé feliz de Su Fuerza, pues ya sabes que El te la dará si tú se la pides. Sé confiada, como Yo cuando era Niño, ¡Cuánto amamos Nosotros vuestra confianza! El mérito que hay en ella no se puede ya tener ni en el Cielo ni en el Purgatorio. Es una alegría de la Tierra. Dánosla, pues! No está dispuesta a darnos ese gusto?

Te despiertas en el Padre y te adormeces en el Espíritu Santo. Oye bien lo que El te diga antes de que te duermas. Que no haya ninguna distracción con las cosas de afuera.

Abandónate toda a esta dichosa unión y pon en ella tu última confianza, como si murieras cada día. Cuántos buenos ensayos podrías hacer para el momento de la muerte, nuestro Encuentro! Prepara tu alegría, pues Soy Yo el que va llegando; que tu corazón lata aprisa. Yo recogeré esos latidos: es Mi pequeña esposa que se acerca a Mí. Y seré Yo el que cante el cántico que tus labios ya no podrán decir.

"Considera también las Gracias que has recibido durante este año y da las gracias a la Misericordia que busca siempre a los más pobres. Saca de ello una grande humildad y mantente apretada contra Mí.”

 Gabriela Bossis (1874-1950) fue la menor de cuatro hijos en una familia católica francesa que la educó cristianamente. Se diplomó en enfermería y sirvió como tal en las misiones de Camerún, por lo que fue condecorada. Fue una persona abierta y comunicativa muy entregada a Cristo, pero que no sintió la vocación religiosa. En 1923 escribió su primera comedia, alcanzó celebridad por obras entretenidas y edificantes que se estrenaron en  numerosos países, incluso interpretando ella algún papel. En 1936 comenzó a transcribir sus diálogos con el Señor, una experiencia mística que vivió durante años. Fue dirigida espiritualmente por varios sacerdotes, que dieron luego testimonio de su paz interior. En uno de sus cuadernos escribe las siguientes palabras que escuchó de Cristo: "Tú has estado siempre bajo mi dirección". Todos esos escritos se agruparon en volúmenes agrupados bajo el título Él y yo. Murió después de experimentar durante varios meses dolencias respiratorias y pérdida de visión, que sobrellevó con el mismo espíritu de conformidad con la voluntad de Dios que guió toda su vida.