1027. 22 de noviembre. Después de la comunión. "Tú percibes tu insuficiencia. Para colmar las lagunas que hay en tus comuniones, pide cada mañana la ayuda de Mi Madre, de tu santo Angel y la del santo del día; te cubrirán con sus méritos.
Te sentirás así menos pobre para honrar Mi Amor."

1028. 25 de noviembre. Yo había tenido una alegría muy viva. "Dame las gracias con
espontaneidad. No Soy solamente un Mensajero del sufrimiento, como piensan muchos. Soy
también el Dador de los gozos y Me gustan vuestros agradecimientos, No Me privéis de ellos."

1029. 28 de noviembre. Santa Cruz. Hora Santa. "A las almas débiles les mando pruebas bien
medidas. Pero hay almas, como la tuya, que Me muestran más claramente su amor espontáneo en lo secreto, cuando Yo les mando alguna alegría. Así sucede que con frecuencia Me reconoces en ello y te Me das en el fondo de tu corazón. Y no es sino esto lo que Yo busco en vosotros: un verdadero movimiento de cariño.
Mi Agonía fue la más terrible entre todas las agonías de la Tierra; tanto por los sufrimientos que se iban a seguir de ella, cuanto por la sensibilidad y la clarividencia de Mi Naturaleza. Acércate; entra como puedas en Mi Alma llena de angustias. Ofrécelas al Padre por tu tiempo, por todos los tiempos. ¡Si pudieras ayudarme a salvar a todos los de tu tiempo!"
Entonces le dije "Si convirtiéramos a los jefes,¿no sería más fácil que los siguieran los pueblos? El:"¿Sabes lo que vale un alma? Todas tienen su libertad, Yo no tomo nada por la fuerza. El mismo San Pablo no vino hacia Mí sino porque libremente consintió en la luz recibida. Las almas, hija Mía, las almas... ¡Si tú supieras lo que son para su Salvador!
Si lo comprendieras, no perderías un solo minuto y con un ardor que te santificaría, trabaja-rías conmigo, cerca de Mí, en el gran campo del buen trigo revuelto con malas hierbas.
'Tú que Me has visto agobiado y sin poderme casi sostener toma de todo corazón tu parte de
trabajo. Así Me haces reposar, como si Me cargaras. Y Yo no te dejaré ayudarme sin ayudarte Yo: ya lo sabes. Entonces, no temas propasarte en la oración, ni sacrificarte demasiado. ¡Tu Hermano mayor oró y se sacrificó tanto por ti! Gemir es también una manera de orar. Lo es igualmente mirar con confianza a la Misericordia. Y mantener el pensamiento, lleno de esperanzas, en el Pensamiento del Padre. Y cuando rezas el Padrenuestro juntamente conmigo, tu fuerza es inmensa. Recítalo con frecuencia: Me gusta oíroslo repetir, porque es el mismo de la Tierra que todo el Cielo escucha. Y recordarás que Yo lo enseñé a los Apóstoles, para que ellos se dieran totalmente y para siempre. Tú rézalo con la misma intención. Una vida no es un tiempo demasiado largo; aun un resto de vida Me puede honrar grandemente y consuela Mi Corazón. Os es tan fácil darme gusto!
"Mi Amor se conmueve inmediatamente cuando veo que al hablarme estáis humildes, pobres y deseosos de uniros a Mí no por un momento, sino para siempre. Entonces Me hago esposo de esa alma que Me implora y la pongo, a través de los grados secretos de una escala de virtudes, en el lugar que le estaba reservado en Mi Corazón y en donde ninguna otra puede entrar."

 

 

 

Gabriela Bossis (1874-1950) fue la menor de cuatro hijos en una familia católica francesa que la educó cristianamente. Se diplomó en enfermería y sirvió como tal en las misiones de Camerún, por lo que fue condecorada. Fue una persona abierta y comunicativa muy entregada a Cristo, pero que no sintió la vocación religiosa. En 1923 escribió su primera comedia, alcanzó celebridad por obras entretenidas y edificantes que se estrenaron en  numerosos países, incluso interpretando ella algún papel. En 1936 comenzó a transcribir sus diálogos con el Señor, una experiencia mística que vivió durante años. Fue dirigida espiritualmente por varios sacerdotes, que dieron luego testimonio de su paz interior. En uno de sus cuadernos escribe las siguientes palabras que escuchó de Cristo: "Tú has estado siempre bajo mi dirección". Todos esos escritos se agruparon en volúmenes agrupados bajo el título Él y yo. Murió después de experimentar durante varios meses dolencias respiratorias y pérdida de visión, que sobrellevó con el mismo espíritu de conformidad con la voluntad de Dios que guió toda su vida.