1274. 20 de octubre. Iglesia de Ingrandes. "Cuando estoy en tu casa estoy en la Mía. Arrégla pues bien tu casa, para nosotros dos.
"Ten la impresión de que nunca Me dejas. Tu actitud y tu comportamiento mejorarán con ello.
Con sólo decirte a ti misma: 'Jesús está aquí', te quedas inmóvil, a la escucha. Haz esto con amor, no con temor; pues ya sabes que uno de los nombres que se da a tu Jesús es el de Cor-dero, pobre Cordero de Dios. ¿No amas acaso este nombre que Yo Me doy? Te recuerda la Dulzura de Mi Corazón, que es dulce y humilde. Y como tu debes parecerte a Mí ante la Mirada del Padre, aplícate al ejercicio de estas dos virtudes. Recuerda que debes siempre subir y que no se sube Sin pena. Ya sabes que Yo ayudo siempre a los que cuentan conmigo y no se apoyan en sí mismos.

"Nunca hagas nada tú sola; trabaja conmigo, que Soy tu Esposo, tu Amigo, tu Hermano. Gabriela!
No pierdas un solo minuto de amor y encontrarás la Eternidad. Alaba y glorifica a Dios. Únete a esos grandes artistas que son los ángeles y los santos, que eternamente Me cantan en coro. Que tu voz se funda con la de ellos, Yo sabré encontrarla, pues ante Mí todo queda firme y preciso, como un monumento, aun cuando tú lo hayas olvidado.
"Tú recuerdas de cuando en cuando tu vida; pero Yo la conozco minuto por minuto, pues todo Me es presente. Sé atenta a reparar todo aquello con lo cual alguna vez pudiste ofenderme y para esto, ¡ama! siempre y sin interrupción. Como tu respiración, que nunca se detiene. Que tu vida interior tenga siempre esos latidos regulares de amor. ¡Yo sabré corresponderles!"

 

 Gabriela Bossis (1874-1950) fue la menor de cuatro hijos en una familia católica francesa que la educó cristianamente. Se diplomó en enfermería y sirvió como tal en las misiones de Camerún, por lo que fue condecorada. Fue una persona abierta y comunicativa muy entregada a Cristo, pero que no sintió la vocación religiosa. En 1923 escribió su primera comedia, alcanzó celebridad por obras entretenidas y edificantes que se estrenaron en  numerosos países, incluso interpretando ella algún papel. En 1936 comenzó a transcribir sus diálogos con el Señor, una experiencia mística que vivió durante años. Fue dirigida espiritualmente por varios sacerdotes, que dieron luego testimonio de su paz interior. En uno de sus cuadernos escribe las siguientes palabras que escuchó de Cristo: "Tú has estado siempre bajo mi dirección". Todos esos escritos se agruparon en volúmenes agrupados bajo el título Él y yo. Murió después de experimentar durante varios meses dolencias respiratorias y pérdida de visión, que sobrellevó con el mismo espíritu de conformidad con la voluntad de Dios que guió toda su vida.