1378. 22 de junio. Hora Santa.

Le dije: Iré a donde quieras y a quien Tú quieras. Ya no soy mía, sino tuya.

Me contestó: Recuerda que todo procede de Mí y debe volver a Mí. Es más fácil vivir para otro cuando se le ama. Y cuando este otro es Dios mismo es mucho más cautivante. ¿No
sientes que eres como una presa para este Dios que te ama?

Si pudieras entender lo que es el Amor de un Dios, no podrías menos de abandonártele toda para perderte en El. No podrías apoyarte sino en El para la vida y para la muerte. ¿No es cierto que aun en la tierra os gusta amar a un ser superior? ¿No es verdad que te sientes atraída por la inteligencia, el ardor, la benevolencia?

Multiplica hasta lo infinito todo cuanto de bueno puedes hallar en la gente que amas: Dios es más. Yo poseo Suavidades que nunca te has podido imaginar siquiera. Y es este Dios el que quiere poseerte. ¡El! A ti, que eres la nada. No te distraigas de Su Presencia, pues El te tiene siempre presente. Respira en El, muévete en El. Y sobre todo, no temas, porque eso Lo contristaría. Así como tu confianza y tu alegría Lo honran. Espéralo todo de El y lo tendrás todo. "Dátele y El se te dará. ¿Quién podría vencerlo, quién podría ser mejor que El?

Acércate y pon tu corazón sobre el Suyo. Serás movida 'obrada' por El en una Beneficencia
incesante. Serás para los otros reposo y calma, porque Yo los apaciguare por tu medio. Muchas veces ni siquiera lo sabrás, pero será. Y no te es difícil unirte a Mí, pues toda tú procedes de Mi.

 

 Gabriela Bossis (1874-1950) fue la menor de cuatro hijos en una familia católica francesa que la educó cristianamente. Se diplomó en enfermería y sirvió como tal en las misiones de Camerún, por lo que fue condecorada. Fue una persona abierta y comunicativa muy entregada a Cristo, pero que no sintió la vocación religiosa. En 1923 escribió su primera comedia, alcanzó celebridad por obras entretenidas y edificantes que se estrenaron en  numerosos países, incluso interpretando ella algún papel. En 1936 comenzó a transcribir sus diálogos con el Señor, una experiencia mística que vivió durante años. Fue dirigida espiritualmente por varios sacerdotes, que dieron luego testimonio de su paz interior. En uno de sus cuadernos escribe las siguientes palabras que escuchó de Cristo: "Tú has estado siempre bajo mi dirección". Todos esos escritos se agruparon en volúmenes agrupados bajo el título Él y yo. Murió después de experimentar durante varios meses dolencias respiratorias y pérdida de visión, que sobrellevó con el mismo espíritu de conformidad con la voluntad de Dios que guió toda su vida.