1256. 16 de julio. Visita. "Muéstrate a Mí. Extiende en Mi Presencia tu pobreza y miseria, lo mismo que en Judea lo hacían los enfermos cuando Yo pasaba: Cuéntame. Implórame. El Evangelio dice: 'Y los curaba a todos'. Aviva tu Fe y tu confianza. Apela a Mi Locura de Amor y ten la voluntad de responder a ella con otra locura.

Acuérdate de San Francisco de Asís, de los santos misioneros, de los santos mártires. Parecían ridículos a la mirada del mundo, por que no había cosa que les importara, sumergidos como estaban en el Amor de su Salvador.

No temas. Da pasos largos hacia Mí y serás abundantemente pagada, pues Yo no soporto estar en deuda con vosotros, aun cuando no os debo nada.
"Mi pequeña querida, que el recuerdo de Mí no te abandone. Hazlo todo por Mi Amor siempre atento a ti. Que nada te haga distraerte de Mí, tu Esposo amado. Inventa para decirme las palabras nuevas, cantos, plegarias, buenamente, como te vengan al espíritu. Sé Mi pequeña compañera, pues Yo Soy tu Compañero. Nunca te he dejado, desde que naciste y aun antes de que existieras, Yo pensaba dulcemente en ti.
Da gracias a tu Dios, Mi pequeña y piensa en devolverle Sus Dones. Pídemelo y te ayudare."

 

 Gabriela Bossis (1874-1950) fue la menor de cuatro hijos en una familia católica francesa que la educó cristianamente. Se diplomó en enfermería y sirvió como tal en las misiones de Camerún, por lo que fue condecorada. Fue una persona abierta y comunicativa muy entregada a Cristo, pero que no sintió la vocación religiosa. En 1923 escribió su primera comedia, alcanzó celebridad por obras entretenidas y edificantes que se estrenaron en  numerosos países, incluso interpretando ella algún papel. En 1936 comenzó a transcribir sus diálogos con el Señor, una experiencia mística que vivió durante años. Fue dirigida espiritualmente por varios sacerdotes, que dieron luego testimonio de su paz interior. En uno de sus cuadernos escribe las siguientes palabras que escuchó de Cristo: "Tú has estado siempre bajo mi dirección". Todos esos escritos se agruparon en volúmenes agrupados bajo el título Él y yo. Murió después de experimentar durante varios meses dolencias respiratorias y pérdida de visión, que sobrellevó con el mismo espíritu de conformidad con la voluntad de Dios que guió toda su vida.