1248, Visita. Yo: "Deja, Señor, por medio de Tu hija, una huella de luz y de bondad para todos." El: "Déjate penetrar, invadir. Que nada en ti Me impida servirme de ti. Yo obro a través de aquellos que Me prestan todo su ser. Así pues, dame tu voz, tu mirada y camina con la firme intención de dejarme obrar en ti, pues Yo te habito. Piensa a menudo en esto. "Prepárame en ti una vida nueva.

Yo Soy Quien te dio la vida, devuélvemela como un regalo gracioso. Cuando tú tomabas lecciones de pintura, el profesor tomaba de cuando en cuando el pincel y mejoraba tu trabajo. Es lo que Yo hago sobre la tela de vuestras almas cuando vosotros Me lo permitís, Y las almas han de entregárseme sin confiar en los propios talentos. ¡Las grandes obras que alcanzarían su perfección, entre Mis Manos! Porque Yo estoy ávido de vuestra perfección. Por Amor te tomo en Mis Manos; por Amor si tú te entregas. Hija, que el Amor esté al principio y al fin de todas tus acciones, como estaba en las Mías.

“Tú no has escuchado nunca el himno de Amor que fue Mi Vida: El Padre lo conoce y los san-tos también lo saben. Adora, sin comprenderlos, adora cada uno de Mis Movimientos de Amor: en Galilea, en Judea, sobre todos los caminos que tú misma has recorrido. Desde entonces te amaba, lo mismo que a todos los hombres, sin excepción. Ámame tú por ellos; o cuando menos, puedes ofrecerme ese deseo.”
Yo: "Señor, que todos los ángeles custodios Te alaben por ellos." El:¡"Cuántas son las alaban-zas que se Me niegan sobre la Tierra cuando Yo debería recibirlas todas!"