1303. 25 de febrero. En la iglesia de Fresne.

Yo había estado a punto de hablar de una manera ridícula.

Me dijo: "Ya ves la diferencia entre un movimiento de la naturaleza y un movimiento de la Gracia, que modifica la naturaleza. Implora la Gracia. Aprende a retener tu precipitación instintiva. Este será el signo de tu sumisión amorosa, como una niña pequeña que antes de hacer algo mira a su madre para ver si lo aprueba. Y será también una prueba de que Me amas más que a ti misma. Multiplica estas pruebas y te será muy dulce; tu ternura se ingeniará para encontrarlas y tu vida toda quedará robustecida. Y llegarás al punto de que lo que mucho te cuesta, ya no te costará, por la alegría de ofrecérmelo.

Que no venga a menos el Impulso de tu amor la hoguera más grande que tú encendieras acabaría por extinguirse si, distraída tú con otras cosas, no te acordaras de alimentarla. Echa con frecuencia combustible a tu amor: sacrificios, admiraciones gozosas, miradas contemplativas, suspiros por Mí, lamentación por el pasado, deseos ardientes de Mi Reino y llámame seguido porque no pido sino venir a ti.

Pero Yo Soy como un pobre que suspira, como un tímido lleno de delicadeza: Me quedo siempre ante la puerta.

Estarán pensando en Mí las personas que hay dentro? ¿Piensan en Mí esos corazones que Yo he salvado? Muchos Me dejan a la puerta sin invitarme a entrar, por largos años. Pero si una voz humilde Me dice: 'Señor, quédate conmigo', créeme que entro en esa alma con todos los auxilios que necesita y con deseos de darle las gracias por haberme permitido que la ayude.

Debéis aprender a contar conmigo y no apoyaros en vosotros mismos. Si Pedro Me negó tres veces fue porque presumió de sí mismo. Pídeme siempre auxilio, pequeña Mía, pues ya sabes bien que tú eres nada y Yo Soy el Todo.

¿Cuándo llegarás a tener en tu Dios una confianza realmente absoluta? ¿Eres ya capaz de cerrar los ojos cuando Me das la mano? ¿Me has entregado ya el timón de tu vida? ¿Te da miedo todavía que Yo esté contigo? Pero siempre lo estoy y con una Presencia de Amor. ¿Entonces?"

 

 Gabriela Bossis (1874-1950) fue la menor de cuatro hijos en una familia católica francesa que la educó cristianamente. Se diplomó en enfermería y sirvió como tal en las misiones de Camerún, por lo que fue condecorada. Fue una persona abierta y comunicativa muy entregada a Cristo, pero que no sintió la vocación religiosa. En 1923 escribió su primera comedia, alcanzó celebridad por obras entretenidas y edificantes que se estrenaron en  numerosos países, incluso interpretando ella algún papel. En 1936 comenzó a transcribir sus diálogos con el Señor, una experiencia mística que vivió durante años. Fue dirigida espiritualmente por varios sacerdotes, que dieron luego testimonio de su paz interior. En uno de sus cuadernos escribe las siguientes palabras que escuchó de Cristo: "Tú has estado siempre bajo mi dirección". Todos esos escritos se agruparon en volúmenes agrupados bajo el título Él y yo. Murió después de experimentar durante varios meses dolencias respiratorias y pérdida de visión, que sobrellevó con el mismo espíritu de conformidad con la voluntad de Dios que guió toda su vida.