Diversas entidades de la Iglesia española atendieron en 2019 a unas 8.000 mujeres víctimas de la trata de personas.

Muchas son mujeres que son explotadas sexualmente por mafias en España y que consiguen escapar de sus "jefes" y empezar un proceso de reinserción social a través de residencias de acogida, centros de día y otros proyectos que apoyan las entidades católicas. Otras veces las mujeres aún no dan el paso a salir de ese entorno, pero empiezan ya un proceso de abrirse a hablar con trabajadoras sociales o voluntarias que pueden ayudarlas a salir.

Acompañar para empezar una nueva vida

Uno de estos procesos para salir de la prostitución y la esclavitud sexual es 'Proyecto Esperanza' de las adoratrices, congregación que nació a mitad del siglo XIX para ayudara  mujeres a dejar la prostitución.

Mª Fran Sánchez, directora de la Sección de Trata de la Comisión Episcopal de Migraciones, participa como voluntaria. Acompaña a estas mujeres en pisos en los que aprenden a empezar una nueva vida. "Son mujeres muy heridas, que están en la oscuridad y necesitan praderas verdes", explica Sánchez en una entrevista a Efe con motivo de la 'VI Jornada mundial de oración y reflexión contra la trata'.

Todos los testimonios que aportan estas mujeres -señala- abundan en la misma idea: el engaño. "Son personas con sueños, ilusiones y que quieren una vida mejor. Por eso confían, arriesgan y al final se topan con la cruda realidad del maltrato, la explotación y las amenazas".

"Destrozan su autoestima para que piensen que no pueden hacer nada más"

Ha asegurado que muchas de estas mujeres no son conscientes de que son víctimas de un delito "porque muchas proceden de países en los que no se respetan los más básicos derechos humanos" y también porque ven en el tratante a una figura protectora.

"Les hacen creer que no pueden confiar en nadie y acaban con su autoestima para que sientan que no sirven para hacer otra cosa", ha denunciado.

Como directora de la Sección de Trata de la Comisión de Migraciones en la Conferencia Episcopal Española (CEE), Sánchez se ha puesto el objetivo de visibilizar y concienciar a la sociedad de la realidad que viven estas personas. Para ello, ha organizado una exposición itinerante con fotos y testimonios de las víctimas que recorrerá todas las diócesis españolas.

"Queremos acabar con la indiferencia que sufren por parte de una sociedad que las ignora, al tiempo que lanzamos un mensaje de esperanza con los testimonios de las personas que lo han superado", ha relatado.

Por desgracia, en el siglo XXI la prostitución es un tema tabú para la inmensa mayoría de los políticos españoles, que no mueven ni un dedo para combatirla. 

La aristócrata y el chal bonito

En 1845, con 36 años la aristócrata Micaela Desmaissières y López de Dicastillo, vizcondesa de Jorbalán, abrió su primer colegio para chicas rescatadas de la prostitución. Pero la toma de conciencia de Micaela (hoy Santa Micaela del Santísimo Sacramento) no llegó de la mano de una prostituta sino de una chica de familia rica.



La joven vizcondesa, aconsejada por el padre Carasa, jesuita, ayudaba con frecuencia, de incógnito, en el hospital de pobres de San Juan de Dios. Allí encontró una chica de la calle, abandonada, que sin embargo conservaba un bonito y muy caro chal. Había sido de familia rica, pero unos hombres la sedujeron y después de usarla sexualmente la abandonaron, y ella ya no podía volver a su casa. Micaela consiguió que la chica se reintegrara en su familia.

Micaela fundó un colegio para chicas en 1845 en Madrid y en 1850 dio el gran paso: dejó definitivamente la vida aristocrática en la corte de Isabel II y se fue a vivir con las chicas.

Poco a poco atraería colaboradoras y nacerían las Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y la Caridad (adoratrices.com) que han atendido en su historia a miles de mujeres en apuros y en España son probablemente la realidad eclesial que mejor conoce y combate la prostitución, la trata de mujeres y sus lacras asociadas.