Ningún acto político, ni festivo, ni social en Galicia ha resistido el impacto brutal del accidente de tren en Santiago de Compostela que ha causado 80 muertos y más de 130 heridos, 20 de ellos muy graves, sobre un total de 220 pasajeros.

Es el Día de Santiago Apóstol, la fiesta de Galicia... y la multitud de actos públicos se han cancelado.

Solo queda uno: la misa.

Galicia -y no solo Galicia- se vuelve hoy a Dios en oración (es día de precepto en toda España y los católicos están convocados a los templos) y pide la intercesión de Santiago Apóstol, "amigo del Señor", como recuerda su himno.


El arzobispo de Santiago, Julián Barrio, ha hablado en la cadena Cope y ha expresado su esperanza de que el Apóstol Santiago haya acompañado a las víctimas ante las puertas celestiales: "Comparto la gran consternación y el profundo dolor que ha supuesto este gravísimo accidente ferroviario en el que han perdido la vida 77 personas [a las 17h, ya eran 80]. Rezamos por ellas para que el Señor las haya acogido en su bondadosa misericordia. Yo he pensado esta noche que el Apóstol Santiago les habrá acompañado al Pórtico de la Gloria", expresó el arzobispo.

"Pedimos, movidos por la fe, para que los heridos se vayan recuperando y, por supuesto, tenemos muy presentes la aflicción y el dolor de las familias para que el Señor les conceda esa serenidad, esa paz y ese consuelo que, sin duda alguna, necesitan. Hoy de manera especial nosotros celebraremos la festividad del Apóstol, pero esperamos poder tener una celebración propia y específica por las víctimas de este accidente ferroviario", adelantó el arzobispo.


Desde Río de Janeiro llegó el mensaje de condolencia del Papa Francisco a través del padre Lombardi, responsable de Prensa de la Santa Sede, quien pidió a la multitud de periodistas de todo el mundo reunidos en la rueda de prensa un minuto de silencio por las víctimas.

El Pontífice "reza por las víctimas", agregó Lombardi, que señaló que el accidente se ha producido en la vigilia de la festividad del apóstol Santiago y que posiblemente entre los muertos pueda encontrarse algún peregrino que iba a Compostela.


También se mostró muy afectado ("muy estremecido", dijo, ante el "elevadísimo" número de víctimas) el cardenal de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Antonio María Rouco Varela, que además de ser gallego fue arzobispo de Santiago y anfitrión de una JMJ allí, en la ciudad del Apóstol.

En declaraciones de Cadena Cope, Rouco explicó que el Papa Francisco se ha puesto en contacto con él para trasladarle su solidaridad y "unirse al dolor de las familias" de los afectados. "Él pide mucho al Señor por ellos, los bendice y mañana los encomendará en la Santa Misa. Les hará llegar a través del Arzobispo de Santiago su cercanía, afecto y su bendición", ha explicado.

"El Apóstol nos va a animar a afrontar estos momentos tan difíciles con el espíritu de la paz, la esperanza cristiana que para los fallecidos es la gloria y para los que quedamos aquí una invitación a caminar por los caminos de ese estilo de vida que el Apóstol nos trajo a España", ha señalado.


El Gobierno gallego ha decretado 7 días de luto, el mayor luto en la historia de la autonomía gallega. La corporación de Santiago también aprobó la declaración de siete días de luto oficial. Y para toda España son 3 días.

En un comunicado, el Arzobispado ha concretado que "se anula el carácter festivo" de la solemnidad del Apóstol y se suspende la procesión del patronato y la celebración oficial de la Ofrenda Nacional, en la que estaba previsto que el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, ejerciese de delegado regio. Los festejos, fuegos y celebraciones populares con motivo del santo patrono de Galicia y España fueron cancelados.

Se trata de la mayor tragedia ferroviaria en el mundo en 2013 y la peor en España en los últimos cuarenta años


Las causas del accidente no están claras. Los medios de comunicación han difundido unas supuestas palabras del maquinista, que se habría comunicado con Renfe (los ferrocarriles españoles) justo antes del siniestro diciendo: «Voy a 190 y voy a descarrilar. Somos humanos. Somos humanos. Espero que no haya muertos porque caerán sobre mi conciencia».

Pero muchos técnicos señalan que se trataba de un tren con sistemas muy modernos de automatización y que un accidente de este tipo no se suele deber sólo a un fallo humano, sino a una suma de factores.