Durante la madrugada del domingo al lunes se ha producido un tiroteo sin precedentes en Las Vegas después de que un individuo disparase desde un hotel al público de un concierto de country dejando hasta el momento la escalofriante cifra de 50 muertos y 400 heridos.

El Papa Francisco se ha preocupado rápidamente sobre la situación y ha enviado un comunicado de condolencias al obispo de Las Vegas, Joseph Anthony Pepe. El Santo Padre afirma sentirse “profundamente entristecido al tener conocimiento del tiroteo” y asegura “su cercanía espiritual a todos los afectados por esta tragedia sin sentido”.

Del mismo modo, Francisco “elogia los esfuerzos de la Policía y del personal de servicio de emergencia y promete oraciones por los heridos y por todos los que han muerto, confiándoles al misericordioso amor de Dios Todopoderoso”.
 
El autor de los disparos, que fue abatido por la Policía, fue identificado como Stephen Paddock, de 64 años y vecino de la ciudad. Disparó desde la plata 32 de un hotel y en su habitación se hallaron al menos ocho armas. En estos momentos la Policía busca a una mujer que sería su acompañante.

Este tiroteo se ha convertido ya en el más sangriento de Estados Unidos, apenas un año después de que se produjera el de Orlando, donde 49 personas fueron asesinadas en una discoteca.