Diego Blanco Alvarova, un orador apasionado y entusiasmante, en 2016 publicó Un Camino inesperado (Ed. Encuentro, 10 euros en ebook), analizando tramas y simbolismos cristianos en El Señor de los Anillos y relacionándolos con su propio testimonio de caída y salvación personal.

Ahora es el autor de Érase una vez el Evangelio en los cuentos (de nuevo, 10 euros en ebook). Acompañado de preciosas ilustraciones de Mailen Echaniz, Diego Blanco analiza diez cuentos clásicos, a partir de sus versiones antiguas, de Perrault, los Hermanos Grimm o Andersen, y rastrea sus precedentes en la cultura occidental, y especialmente en la Biblia. A veces recurre también, buscando precedentes explicativos, a algún midrash judío o alguna antigua tradición de época patrística o medieval. Defiende que el significado oculto de los cuentos es, sobre todo, religioso y bíblico, y que por eso otras aproximaciones para entenderlos son forzadas o insuficientes.

“El folclore, la psicología jungiana, el marxismo, el estructuralismo, la historiografía, el psicoanálisis, el feminismo o la ideología de género lideraron muchas expediciones que pretendían desvelar los enigmas del bosque de los cuentos y fracasaron”, afirma el autor en el prólogo.

Blanco basa su tesis en 3 afirmaciones:

1- Los cuentos son verdad (así lo toma de J.R.R.Tolkien, quien explicó en 1931 a C.S.Lewis, en una conversación famosa, que son mito, pero mito verdadero, que explican cosas reales y son un eco del Evangelio en el mundo real)

2- Los cuentos son eco del Evangelio… y no es difícil encontrarlo en su simbología si sabes buscar

3- Lo admiten hasta los ateos … algo que Blanco argumenta acudiendo al psicoanalista Bruno Bettelheim (“muchos relatos occidentales poseen un contenido religioso”, admitió) y al famoso analista ruso en época soviética Vladimir Propp (“en los cuentos maravillosos, las formas fundamentales están claramente vinculadas con representaciones religiosas”) 

10 cuentos analizados desde el Evangelio

El autor analiza diez cuentos. Primero presenta un texto propio que combina distintas versiones clásicas. Por ejemplo, su versión de Los Tres Cerditos combina una de 1890, otra de 1886 de James Orchard Halliwell (la más antigua escrita de este cuento), la de Andrew Lang de 1906 y otras. El texto suele ser breve, 3 o 4 páginas, y está listo para leer a cualquier niño. Luego, el autor analiza su simbología bíblica y religiosa en 6 o 10 páginas.

Algunos ejemplos, muy resumidos:

El lobo y los siete cabritillos

el lobo es el diablo que busca devorarnos (1 Pe 5,8); el lobo se disfraza, igual que el demonio se puede disfrazar de ángel de luz; los cabritillos somos nosotros, que tendemos al pecado y no hacemos mucho caso a nuestra Madre, la Iglesia; esconderse en el reloj es acudir a la paciencia, que salva; las piedras con las que se llena la barriga del lobo para destruirlo son “las piedras que la Ley tira contra nosotros” (Juan 8,7; Rom 3,20)

Los Tres Cerditos

“Se puede construir con oro, plata, gemas, madera, heno o paja”, leemos en 1Cor3,10-14.  El lobo es malo, pero al final no es más que un inspector al servicio de Dios para forzarnos a construir bien. Es bueno construir sobre roca, como en la parábola de Jesús. Vale la pena fijarse en el cerdito mediano, que, tibio, construye con madera. El mayor es como un Noé que se ha preparado bien. ¿Y el agua ardiendo que quema al lobo? Es el agua del bautismo más el fuego de la prueba: quien persevera así vence al mal.

La Cenicienta

Hay versiones antiguas paganas, griegas, egipcias o chinas en las que una muchacha oprimida y esclavizada acaba casándose con un príncipe maravilloso. También Dios “ensalza a los humildes” y los eleva hacia Él. Pero aquí la mala no es sólo la Madrastra (el pecado y el demonio) sino las hermanas envidiosas, igual que los hermanos de José lo envidiaban y vendieron como esclavo. La envidia produce un odio irracional y el mediocre a menudo odia y envidia al bueno. Pero José al final salvará a los hermanos que lo traicionaron y Cenicienta perdonará a sus hermanas. El hada madrina que la viste de princesa es una alusión al bautismo que nos viste de blanco para casarnos con el Hijo del Rey, que nos ama. La varita es una alusión a la madera de la Cruz. Por mal que lo pasen José o Cenicienta, Dios todo lo usará al final para el bien.

Jack y las habichuelas

 ¿Y Jack, el muchacho que vende su vaca, lo único que tiene, a cambio de unas pequeñas habichuelas? Esas habichuelas le llevarán al Cielo. Es una reelaboración de la perla de gran precio del cuento de Jesús: “el mercader, al encontrar una perla de gran valor, vende todo lo que tiene y la compra”. O la viuda de Sarepta: da lo que tiene al profeta Elías… y entonces descubre que su provisión de alimento ya nunca se acaba.

Otros cuentos que analiza el libro son La Bella Durmiente, Rapunzel, Blancanieves, La Bella y la Bestia, Hansel y Gretel y Caperucita Roja (que incluye frases reales de depredadores sexuales en las redes sociales de hoy: “pásame una foto tuya de uniforme, a ver si estás guapa”; Caperucita no se asusta del lobo, le da conversación… y eso es malo).


Diego Blanco ha reflexionado y ha escrito sobre las simbología y el sentido profundo en clave cristiana en El Señor de los Anillos y también en los cuentos tradicionales

Muchos padres pueden leer hoy estos cuentos a sus hijos, y luego reflexionar sobre su simbología bíblica y salvífica. Diego Blanco advierte contra los que tratan de “actualizar” demasiado los cuentos despojándoles de su enseñanza profunda primigenia.  “Cambiarlos significa renegar de la verdad y del Evangelio”, advierte.  

Érase una vez el Evangelio en los cuentos (10 euros en ebook).