Hasta el punto de decir que no desea jugar a rugby, lo que coincide con la intención de una fábrica local de eliminar el campo de entrenamiento de los Canavaro para construir un almacén.
 
Agradable película del francés Philippe Guillard, antiguo jugador de rugby, que debuta tras la cámara como guionista y director. Aunque encuadrable en el subgénero deportivo, estamos más bien ante una trama que procura dibujar las relaciones paternofiliales y la importancia de saber establecer una buena comunicación, poniéndose uno en el lugar del otro: el padre no habla con los profesores de su hijo, y tiene al chico atado demasiado en corto. Además pinta un entorno rural con cierta añoranza, donde la convivencia humana es más intensa que en la gran urbe, presentando a un entrañable secundario, el simple Pompon, junto a otros más convencionales y de trazos elementales, como el amigo que regresa al pueblo, la irlandesa directora de la fábrica y su hija, o el neozelandés jugador de rugby.
 
El tono es amable, con algunos momentos humorísticos, pero le falta claramente un punto de emoción, y una mejor defición de personajes y sus motivaciones. El desarrollo de la historia es más que previsible, y algunos pasajes son de una sensiblería demasiado evidente. (Decine 21)
 
Película para jóvenes.

 FICHA TÉCNICA
Título: Mi hijo y yo
Director: Philippe Guillard
Intérpretes:
Gérard Lanvin, Olivier Marchal, Vincent Moscato, Jérémie Duvall, Karina Lombard, Abbes Zahmani
Estreno: 16 de marzo de 2012
Duración: 95 minutos