Su existencia discurre en el seno materno, en su infancia a las puertas de la adolescencia en el Texas de los años 50, y en la actualidad. La existencia cotidiana, con muchos momentos felices por crecer en plena naturaleza, jugando con sus hermanos y amigos, y abrazado por el cariño materno, se ensombrece en parte por ese sufrimiento que forma parte de la vida, y al que no es ajeno un padre severo de modos autoritarios, al que no puede evitar juzgar y condenar.
 
Resulta difícil expresar con palabras lo que significa este poema visual y sonoro que funciona a modo de plegaria, se trata de una auténtica profesión de fe, algo nada corriente en los tiempos que corren. La película se inicia con una cita bíblica del libro de Job, que alude a cómo Dios concede y quita los bienes providencialmente, en muchas ocasiones sin que el hombre pueda entender por qué ocurre así. Y realmente el grandísimo y esquivo cineasta Terrence Malick (Malas tierras, Días del cielo, La delgada línea roja, El nuevo mundo) no hace otra cosa que seguir a los miembros de una familia católica -sobre todo a los padres y al hijo mayor-, que siempre se han apoyado en Dios, pero cuya fe se ve puesta a prueba -como la cualquier otro hijo de vecino- por los acontecimientos de la vida diaria. Y lo hace centrado el tiro en momentos ordinarios, agradables y desagradables, y manejando con voz en off los conceptos básicos que ayudan a configurar una vida lograda, donde son básicos el amor y el perdón. No faltan los momentos de duda, la prueba del sufrimiento, la rebelión contra Dios, la tentación del pragmatismo, la constación de que, citando a san Pablo, uno hace lo que no quiere.
 
Ésta es verdaderamente una obra en la que no debe haber un verso suelto, todas las piezas son importantes. Los actores adultos –Brad Pitt, Jessica Chastain, Sean Penn- y los niños -Hunter McCraken sobre todo, pero también Laramie Eppler- están estupendos, aun siendo conscientes todos de que ninguno puede autodenominarse protagonista principal. Ellos están al servicio de una trama que les sobrepasa, y que pretende hablar nada más -ni nada menos- que del sentido de la existencia, de dónde venimos y adónde vamos. Por eso no es caprichoso, para nada -aunque sí valiente- que Malick nos entregue imágenes de gran belleza -compuestas por magos de los efectos visuales como Douglas Trumbell y Dan Glass, con el director de fotografía Emmanuel Lubezki- para mostrarnos un mundo primigenio en el que nada -y cuando decimos nada, queremos decir nada- ocurre por casualidad. O la estudiada banda sonora de la película, donde aparte de la música original de Alexander Desplat hay una selección exquisita de temas maravillosos de Mahler, Berlioz, Brahms, Schumann, Bach, Mozart, Jovanovic, Preisner... El film ganó la Palma de Oro en Cannes con todo merecimiento. (Decine 21)
 
Película para jóvenes.

 FICHA TÉCNICA
Título: El árbol de la vida
Director: Terrence Malick
Intérpretes: Brad Pitt, Sean Penn, Jessica Chastain, Fiona Shaw, Brayden Whisenhunt, Cole Cockburn, Hunter McCracken, Laramie Eppler, Tye Sheridan
Estreno: 16/09/2011
Duración: 139 minutos