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“Fray Mamerto de la Ascensión Esquiú nació el 11 de mayo de 1826 en la localidad de la Callesita en la provincia de Catamarca, Argentina. Hijo de Santiago Esquiú, soldado catalán enviado por España al Río de la Plata a combatir en el alto Perú hasta que fue hecho prisionero por los patriotas. Su madre, María de las Nieves Medina era una criolla catamarqueña, y fue ella a darle el nombre de Mamerto de la Ascensión, en homenaje a San Mamerto, en cuya festividad había nacido, y por el misterio de la ascensión del Señor, que ese año había resultado el mismo día.

Desde los cinco años comenzó a usar, por intermedio de su madre, el hábito franciscano que no abandonó en toda su vida, como promesa de su delicado estado de salud. Ingresó al noviciado del convento franciscano catamarqueño el 31 de mayo de 1836 y al cumplir 17 años se ordenó sacerdote celebrando su primera Misa el 15 de mayo de 1849. Se dedicó fervientemente a la educación siendo maestro de niños y catedrático en el Convento a lo cual dedicó mucho entusiasmo además de fervorosas homilías. Luego de la cruenta Guerra Civil, el 9 de julio de 1853 predicó su famoso Sermón Constitucionalista (Laetamur de Gloria Vestra), con motivo de la jura de la Constitución Nacional, donde pidió concordia y unión para los argentinos, alcanzando trascendencia nacional. En este discurso Esquiú dejó asentadas muchas verdades, enseñanzas luminosas y una doctrina jurídica y sociológica sólida”.

…«Obedeced, señores, sin sumisión no hay ley, sin leyes no hay patria, no hay verdadera libertad: existen sólo pasiones, desorden, anarquía, disolución, guerra y males de que Dios libre eternamente a la República Argentina: y concediéndonos vivir en paz, y en orden sobre la tierra, nos de a todos gozar en el Cielo de la Bienaventuranza en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo, por quien y para quien viven todas las cosas». (Del Sermón de la Constitución de 1853, Laetamur de gloria vestra)