Las autoridades encontraron este pasado sábado el cuerpo sin vida del sacerdote José Alfredo López Guillén en la localidad conocida como “La Guayaba”, en el municipio de Michoacán (México), no muy lejos del lugar en el que don López Guillén era párroco, en la iglesia de la Santísima Trinidad. 

Durante la misa dominical celebrada en San Rafael de Puruándiro, el cardenal Alberto Suárez Inda, arzobispo de Morelia, confirmó el hallazgo y pidió oraciones por el alma del fallecido. 

Más tarde las autoridades policiales detallaron que el padre López Guillén murió por disparos de armas de fuego. Llevaba ya varias días muerto cuando se encontró. 

También el cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo Primado de México, lamentó el asesinato y exhortó "a todos los fieles a rezar por el eterno descanso del sacerdote, así como por el arrepentimiento de los asesinos, al tiempo que expresa su más enérgica condena a todo acto de violencia y pide a las autoridades se esclarezca este cobarde y sacrílego crimen”, indicó un comunicado del servicio de información de la Iglesia en México (SIAME). 


El sacerdote, responsable de una parroquia en Janamuato, Michoacán,  fue visto por última vez la noche del lunes 19 de septiembre. Había ido a un establecimiento para pedir que le enviaran cuatro raciones de alimentos, que le fueron entregadas personalmente en la parroquia después de las 21:30 horas, hora local.

Según la versión de la fiscalía de Michoacán, ese misma noche, envió un mensaje a una empleada, que le preparaba sus alimentos, para avisarle que no sería necesario que se presentara a trabajar el martes. Esa habría sido la última comunicación del padre López Guillén. 

Sus familiares presentaron una denuncia por la desaparición, el pasado miércoles. Según las autoridades, ninguno de sus allegados fue contactado para exigir un rescate.


El martes, la policía halló un Volkswagen Jetta, blanco, volcado en la carretera Zacapu-Quiroga, a la altura de la comunidad de Santa Fe de la Laguna. Poco después se confirmó que se trataba del coche del sacerdote. El sábado por la noche, fue localizado el cuerpo de López Guillén.


José Alfredo López Guillén, el cura secuestrado en Puruándiro, no fumaba ni bebía alcohol ni le interesaban las cosas caras ni ostentosas, según sus compañeros de seminario declaran en El Universal.

Era amante de la lectura y entregado al estudio y a la oración. Reflexivo y paciente, sus compañeros señalan que era reacio al deporte. 

Párroco de la Santísima Trinidad de Janamuato desde hace un año, se ordenó el 7 de junio de 2001 en la Catedral de Morelia: había cumplido, pues, 15 años de vida sacerdotal. Estuvo como párroco en Eménguaro, municipio de Salvatierra, Guanajuato, y en la Parroquia de la comunidad La Luz, en Puruándiro.